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  • En cada ciudad había escudos y lanzas. El rey las hizo extremadamente fuertes, y así le estuvieron sometidos Judá y Benjamín. (II Crónicas 11, 12)

  • "¡Sean fuertes y tengan valor! No teman ni se acobarden ante el rey de Asiria y ante toda la multitud que lo acompaña, porque el que está con nosotros es más poderoso que el que está con él. (II Crónicas 32, 7)

  • Después de esto, construyó una muralla exterior a la Ciudad de David, al oeste del Guijón, en el valle, hasta la puerta de los Peces, rodeando el Ofel, y la hizo muy alta. Además, puso jefes militares en todas las ciudades fuertes de Judá. (II Crónicas 33, 14)

  • Por eso, no entreguen sus hijas a los hijos de ellos ni casen a sus hijos con las hijas de esa gente. No busquen nunca su paz ni su bienestar. Así ustedes llegarán a ser fuertes, comerán los mejores frutos de la tierra, y la dejarán en herencia a sus hijos para siempre’. (Esdras 9, 12)

  • Así conquistaron plazas fuertes y un suelo fértil; se adueñaron de casas llenas de toda clase de bienes, de cisternas excavadas, viñas y olivares y de árboles frutales en abundancia. Comieron hasta saciarse y engordaron, y por tu gran bondad, vivieron en medio de delicias. (Nehemías 9, 25)

  • En seguida vadeó el Éufrates, atravesó la Mesopotamia y destruyó todas las plazas fuertes en las riberas del torrente Abrona, hasta las costas del mar. (Judit 2, 24)

  • Él descendió con su ejército hacia la costa del mar, estableció guarniciones en las plazas fuertes y reclutó en ellas hombres selectos como tropas auxiliares. (Judit 3, 6)

  • Porque tu fuerza no está en el número ni tu dominio en los fuertes, sino que tú eres el Dios de los humildes, el defensor de los desvalidos, el apoyo de los débiles, el refugio de los abandonados y el salvador de los desesperados. (Judit 9, 11)

  • me libró de mi enemigo poderoso, de adversarios más fuertes que yo. (Salmos 18, 18)

  • Pero eras tú, Señor, con tu gracia, el que me afirmaba sobre fuertes montañas, y apenas ocultaste tu rostro, quedé conturbado. (Salmos 30, 8)

  • Sean fuertes y valerosos, todos los que esperan en el Señor. (Salmos 31, 25)

  • Mi enemigos mortales son fuertes; y son muchos los que me odian sin motivo, (Salmos 38, 20)


“Amemos ao próximo. Custa tão pouco querer bem ao outro.” São Padre Pio de Pietrelcina