Trouvé 217 Résultats pour: Carne

  • repartir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que veas desnudo y no eludir al que es tu propia carne. (Isaías 58, 7)

  • habitando en sepulcros, pasando la noche en rincones secretos, comiendo carne de cerdo, echando en sus platos carne inmunda (Isaías 65, 4)

  • Los que se santifican y purifican para ir a los huertos detrás de alguien que va en medio, que comen carne de cerdo, de reptiles o ratones, perecerán a una con sus obras y sus proyectos, dice el Señor. (Isaías 66, 17)

  • Esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: ¡Multiplicad cuanto queráis vuestros sacrificios y holocaustos y comed la carne! (Jeremías 7, 21)

  • Vienen días -dice el Señor- en que yo visitaré a todos los circuncisos que lo sean en la carne, y no en el corazón: (Jeremías 9, 24)

  • Le haré comer la carne de sus hijos y la de sus hijas, y se devorarán mutuamente en la extrema angustia del asedio y en medio de los apuros con que les estrujarán sus enemigos, los que buscan su muerte. (Jeremías 19, 9)

  • Ha consumido mi carne y mi piel y ha roto mis huesos. (Lamentaciones 3, 4)

  • que llegáramos a comer uno la carne de su propio hijo, otro la carne de su propia hija. (Baruc 2, 3)

  • "¡Ah, Señor Dios -exclamé yo-, mira que yo no me he manchado jamás, no he comido desde mi adolescencia hasta ahora bestia muerta ni despezada, ni jamás carne inmunda entró en mi boca!". (Ezequiel 4, 14)

  • los que dicen: ¿acaso no se han construido en poco tiempo las casas de la ciudad? Ella es la olla, nosotros somos la carne. (Ezequiel 11, 3)

  • Por tanto, esto dice el Señor Dios: Los muertos, los que vosotros habéis arrojado en medio de ella, son la carne y ella es la olla, pero yo os echaré de ella. (Ezequiel 11, 7)

  • La ciudad no será vuestra olla, ni vosotros seréis la carne en medio de ella. Dentro de la frontera de Israel os juzgaré. (Ezequiel 11, 11)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina