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  • Cuando hayas entrado en la tierra que el Señor, tu Dios, te da, no imites las prácticas horrendas de aquellos pueblos. (Deuteronomio 18, 9)

  • Cuando hayas entrado en la tierra que el Señor, tu Dios, te da en herencia, la hayas conquistado y te hayas establecido en ella, (Deuteronomio 26, 1)

  • Te presentarás al sacerdote en funciones y le dirás: Yo declaro hoy en presencia del Señor, mi Dios, haber entrado ya en la tierra que el Señor había jurado a nuestros padres que nos daría. (Deuteronomio 26, 3)

  • Entonces el rey de Jericó mandó decir a Rajab: "Saca a los hombres que han entrado en tu casa, porque son espías". (Josué 2, 3)

  • Josué era ya viejo, entrado en años, y el Señor le dijo: "Tú eres viejo, de edad avanzada, y la tierra que queda por conquistar es mucha. (Josué 13, 1)

  • convocó a todo Israel, ancianos, jefes, jueces y escribas, y les dijo: "Yo soy viejo, muy entrado en años. (Josué 23, 2)

  • ¿Acaso eres tú mejor que Balac, hijo de Sipor, rey de Moab? ¿Ha entrado él en discusión con Israel? ¿Le ha declarado la guerra? (Jueces 11, 25)

  • Cuando más contentos estaban, unos hombres pervertidos de la ciudad empezaron a dar golpes a la puerta y a decir al anciano dueño de la casa: "Sácanos al hombre que ha entrado en tu casa para que abusemos de él". (Jueces 19, 22)

  • Ellos subieron. Apenas habían entrado en la ciudad, cuando se encontró con ellos Samuel, que salía para subir al alto. (I Samuel 9, 14)

  • David era el hijo de un efrateo de Belén de Judá, llamado Jesé, que tenía ocho hijos. Este hombre, en tiempos de Saúl, era ya viejo, muy entrado en años. (I Samuel 17, 12)

  • Entonces ella dijo a Elías: "¿Qué tengo yo que ver contigo, hombre de Dios? ¿Has entrado en mi casa para recordar mis pecados y dar muerte a mi hijo?". (I Reyes 17, 18)

  • Fueron y gritaron a los centinelas de la puerta de la ciudad y les comunicaron la noticia de esta manera: "Hemos entrado en el campamento de los sirios y allí no hay nadie, ni se oye nada. No se ven más que caballos atados, asnos atados y tiendas intactas". (II Reyes 7, 10)


A firmeza de todo o edifício depende da fundação e do teto! São Padre Pio de Pietrelcina