2. Apacienten el Rebaño de Dios, que les ha sido confiado; velen por él, no forzada, sino espontáneamente, como lo quiere Dios; no por un interés mezquino, sino con abnegación;





“O amor nada mais é do que o brilho de Deus nos homens”. São Padre Pio de Pietrelcina