21. Sí, Jerusalén, volviste a la degradación de tu juventud, cuando los Egipcios acariciaban tu pecho y pasaban sus manos por tus senos.





“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina