2. ¡Bendito sea Dios, que vive y reina por todos los siglos! Porque él azota y se compadece, hace bajar hasta el lugar de los muertos y saca de esa gran miseria. Nadie puede huir de su mano.





“A oração é a efusão de nosso coração no de Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina