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  • a otro, el don de la fe, por el Espíritu; a otro, el don de hacer curaciones, por el único Espíritu; (1º Carta a los Corintios 12, 9)

  • Y todo esto es obra del mismo y único Espíritu, que da a cada uno como quiere. (1º Carta a los Corintios 12, 11)

  • Hemos sido bautizados en el único Espíritu para que formáramos un solo cuerpo, ya fuéramos judíos o griegos, esclavos o libres. Y todos hemos bebido del único Espíritu. (1º Carta a los Corintios 12, 13)

  • Estoy celoso de ustedes, y son celos de Dios, pues los he ofrecido a Cristo como una joven virgen a la que yo he desposado con el único esposo. (2º Carta a los Corintios 11, 2)

  • Al Rey de los siglos, al Dios único que vive más allá del tiempo y de lo que se ve, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén. (1º Carta a Timoteo 1, 17)

  • Dios es único, y único también es el mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre, (1º Carta a Timoteo 2, 5)

  • A su debido tiempo Dios lo manifestará, el Bienaventurado y único Soberano, Rey de reyes y Señor de señores. (1º Carta a Timoteo 6, 15)

  • Al único inmortal, al que habita en la luz inaccesible a quien ningún hombre ha visto ni puede ver, a él honor y poder por siempre jamás. ¡Amén! (1º Carta a Timoteo 6, 16)

  • Cristo, por el contrario, ofreció por los pecados un único y definitivo sacrificio y se sentó a la derecha de Dios, (Carta a los Hebreos 10, 12)

  • Por la fe Abrahán fue a sacrificar a Isaac cuando Dios quiso ponerlo a prueba; estaba ofreciendo al hijo único que debía heredar la promesa, (Carta a los Hebreos 11, 17)

  • Porque se han infiltrado en medio de ustedes ciertas personas ya señaladas para la condenación, gente impía que hacen de la gracia de nuestro Dios un pretexto para su libertinaje y niegan a nuestro único Dueño y Señor Jesucristo. (2º Carta de Pedro 3, 4)

  • Al Dios único que puede preservarlos de todo pecado y presentarlos alegres y sin mancha ante su propia Gloria; (2º Carta de Pedro 3, 24)


“Não desperdice suas energias em coisas que geram preocupação, perturbação e ansiedade. Uma coisa somente é necessária: elevar o espírito e amar a Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina