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  • Partieron todos juntos, llenos de entusiasmo. Cuando estaban cerca de Jerusalén, apareció, poniéndose al frente de ellos, un jinete vestido de blanco, con armadura de oro. (2 Macabeos 11, 8)

  • O como una flecha disparada al blanco: el aire que va cortando vuelve sobre sí mismo, sin permitir que se vea su camino. (Sabiduría 5, 12)

  • Los dardos del rayo darán recto en el blanco, ddisparados de las nubes como de un arco bien tenso (Sabiduría 5, 21)

  • Me has seducido, Yavé, y me dejé seducir por ti. Me tomaste a la fuerza y saliste ganando. Todo el día soy el blanco de sus burlas, toda la gente se ríe de mí. (Jeremías 20, 7)

  • Esta ciudad ha sido el blanco de mi rabia y furor desde el día en que la edificaron hasta el día de hoy, y tendré que venir a hacerla desaparecer de mi vista, (Jeremías 32, 31)

  • Preparó su arco, y me puso como blanco de sus flechas. (Lamentaciones 3, 12)

  • Estaba observando y vi lo siguiente: Pusieron unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestido era blanco como la nieve; su pelo, albo como la lana blanqueada. Su trono era de llamas de fuego con ruedas de fuego ardiente. (Daniel 7, 9)

  • Tampoco jures por tu propia cabeza, pues no puedes hacer blanco o negro ni uno solo de tus cabellos. (Evangelio según San Mateo 5, 36)

  • Al entrar en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, vestido enteramente de blanco, y se asustaron. (Evangelio según San Marcos 16, 5)

  • y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y el otro a los pies. (Evangelio según San Juan 20, 12)

  • Ellos seguían mirando fijamente al cielo mientras se alejaba. Pero de repente vieron a su lado a dos hombres vestidos de blanco (Hecho de los Apóstoles 1, 10)

  • Tengo, sin embargo, los nombres de unos pocos de Sardes que no mancharon sus ropas; ésos me acompañarán vestidos de blanco, porque se lo merecen. (Apocalipsis 3, 4)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina