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  • Si alguien ha herido a su víctima por odio, o le ha lanzado algo con maldad, causándole la muerte, (Números 35, 20)

  • o si, por maldad, lo ha golpeado con las manos causándole la muerte, es un asesino y debe morir. El vengador de la sangre dará muerte al asesino en cuanto lo encuentre. (Números 35, 21)

  • Ante ellas no te hincarás ni les rendirás culto; porque yo, Yavé, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian. (Deuteronomio 5, 9)

  • Cuando Yavé, tu Dios, los haya deshecho en tu presencia, no pienses así: «Yo merecía que Yavé me lleve a esta tierra y me la dé.» Más bien desalojó Yavé a esas naciones a causa de su maldad. (Deuteronomio 9, 4)

  • También hizo recaer sobre la cabeza de la gente de Siquem toda su maldad. De esta manera se cumplió en ellos la maldición de Jotam, hijo de Jerubaal. (Jueces 9, 57)

  • Todo el pueblo dijo a Samuel: «Ruega a Yavé, tu Dios, por nosotros, para que no muramos; porque a todos los demás pecados nuestros hemos añadido esta maldad de pedir un rey.» (1 Samuel 12, 19)

  • Pero Samuel les contestó: «No teman. Es cierto que han hecho esa maldad. Pero ahora, no se alejen de Yavé y sírvanlo con todo su corazón, (1 Samuel 12, 20)

  • Eliab, su hermano mayor, al oírlo hablar así con la gente, se indignó contra David y le dijo: «¿Por qué has venido aquí y a quién dejaste el rebaño en el desierto? Conozco tu atrevimiento y tu maldad. (1 Samuel 17, 28)

  • Al saber David que Nabal había muerto, exclamó: «¡Bendito sea Yavé, que me ha hecho justicia por la injuria que yo recibí de Nabal! Me ha impedido hacer el mal y ha hecho recaer la maldad de Nabal sobre su cabeza.»David envió mensajeros para proponer matrimonio a Abigaíl. (1 Samuel 25, 39)

  • El rey prosiguió: «Recuerda todo el mal que hiciste a mi padre David: Yavé hace ahora que tu maldad recaiga sobre ti. (1 Reyes 2, 44)

  • Cuando tengan sequía, porque pecaron contra ti, si luego rezan en este lugar, confiesan su maldad y se arrepienten de sus pecados a consecuencia de sus apuros, (1 Reyes 8, 35)

  • Después de todo lo que nos ha sobrevenido por nuestras malas acciones y nuestro pecado, tú, Dios nuestro, has perdonado nuestra maldad, ya que dejaste sobrevivir a todos los que aquí estamos. (Esdras 9, 13)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre todo o bem que ela ainda pode fazer”. São Padre Pio de Pietrelcina