pronađen 1019 Rezultati za: Trono de David

  • El quinto ángel vació su copa sobre el trono de la bestia, y al instante su reino quedó sumido en tinieblas y la gente se mordía la lengua de dolor. (Apocalipsis 16, 10)

  • El séptimo ángel vació su copa en el aire. Entonces salió una voz del trono que se escuchó fuera del Santuario, y decía: «Está hecho.» (Apocalipsis 16, 17)

  • Entonces los veinticuatro ancianos y los cuatro vivientes se postraron adorando a Dios, que está sentado en el trono, diciendo: Amén, aleluya. (Apocalipsis 19, 4)

  • Y salió del trono una voz que decía: «Alaben a nuestro Dios, todos sus servidores, todos los que honran a Dios, pequeños y grandes.» (Apocalipsis 19, 5)

  • Luego vi un trono grande y espléndido, y a uno que estaba sentado en él; el cielo y la tierra huyeron al verlo, sin que quedaran huellas de ellos. (Apocalipsis 20, 11)

  • Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante el trono, mientras eran abiertos unos libros. Luego fue abierto otro, el libro de la vida. Entonces fueron juzgados los muertos de acuerdo con lo que está escrito en esos libros, es decir, cada uno según sus obras. (Apocalipsis 20, 12)

  • Y oí una voz que clamaba desde el trono: «Esta es la morada de Dios con los hombres; él habitará en medio de ellos; ellos serán su pueblo y él será Dios-con-ellos; (Apocalipsis 21, 3)

  • Y el que está sentado en el trono dijo: «Ahora todo lo hago nuevo». Luego me dijo: «Escribe que estas palabras son ciertas y verdaderas.» (Apocalipsis 21, 5)

  • Después el ángel me mostró el río de agua de la vida, transparente como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero. (Apocalipsis 22, 1)

  • No habrá ya maldición alguna; el trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad, y sus servidores le rendirán culto. (Apocalipsis 22, 3)

  • Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para decirles lo que se refiere a las Iglesias. Yo soy el Brote y el Descendiente de David, la estrella radiante de la mañana.» (Apocalipsis 22, 16)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina