pronađen 122 Rezultati za: enojó

  • ¡Despierta, despierta, levántate, Jerusalén! Tú que te serviste de la misma mano de Yavé la copa que contenía su enojo y que hace perder los sentidos, te la tomaste hasta dejarla vacía. (Isaías 51, 17)

  • Has visto a tus hijos tirados, sin fuerzas, en las esquinas de las calles, como un antílope en una trampa, desmayados por el enojo de Yavé, por las amenazas de tu Dios. (Isaías 51, 20)

  • Así te habla tu Señor, Yavé, tu Dios, defensor de tu pueblo: Yo quito de tu mano la copa que hace perder los sentidos, la copa de mi enojo; tú ya no volverás a tomarla. (Isaías 51, 22)

  • Corría tras las ganancias injustas; me enojé por un momento,le pegué y en mi enojo le escondí mi cara. Pues él, rebelde, no hacía más que seguir las indicaciones de su corazón, (Isaías 57, 17)

  • A cada uno le va a dar su merecido: enojo para sus adversarios y castigo para sus enemigos. (Isaías 59, 18)

  • Miré a mi alrededor y me asombré: no había quien me ayudara. Así es que no conté más que con mi brazo y mi enojo me dio fuerzas. (Isaías 63, 5)

  • Cuando ustedes vean todo esto, les saltará de gozo el corazón y su cuerpo rejuvenecerá como la hierba. La mano de Yavé se dará a conocer a sus servidores y hará que sus enemigos vean su enojo. (Isaías 66, 14)

  • Derrama tu enojo sobre las naciones que no te conocen, sobre los pueblos que no han invocado tu Nombre. Mira cómo están devorando a Jacob y se lo comen hasta terminarlo. Ya le han arruinado su casa. (Jeremías 10, 25)

  • Yo no me sentaba con otros para bromear, sino que, apenas tu mano me tomaba, yo me sentaba aparte, pues me habías llenado de tu propio enojo. (Jeremías 15, 17)

  • Ay, ¡cómo ha oscurecido, en su cólera, el Señor a la Hija de Sión! Ha derribado del cielo a la tierra la gloria de Israel; en su enojo no se acordó de su Templo, en que descansaron sus pies. (Lamentaciones 2, 1)

  • Como para una fiesta invitaste a todos los terrores juntos; en el día de tu enojo no hubo quien se salvara o sobreviviera. Los que yo crié y mantuve, mi enemigo los exterminó. (Lamentaciones 2, 22)

  • Rueguen también por nosotros al Señor, nuestro Dios, porque lo hemos ofendido y hasta el día de hoy el enojo y la cólera del Señor no se han apartado de nosotros. (Baruc 1, 13)


“O santo silêncio nos permite ouvir mais claramente a voz de Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina