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  • El Señor me volvió a hablar otra vez, diciendo: (Isaías 8, 5)

  • Si dejas de pisotear el sábado, de hacer tus negocios en mi día santo; si llamas al sábado "Delicioso" y al día santo del Señor "Honorable"; si lo honras absteniéndote de traficar, de entregarte a tus negocios y de hablar ociosamente, (Isaías 58, 13)

  • Ya no se oirá hablar de violencia en tu país ni de expoliación y desastre en tus fronteras; a tus murallas las llamarás "Salvación" y a tus puertas, "Alabanza". (Isaías 60, 18)

  • Yo les daré una señal, y a algunos de sus sobrevivientes los enviaré a las naciones: a Tarsis, Put, Lud, Mésec, Ros, Tubal y Javán, a las costas lejanas que no han oído hablar de mí ni han visto mi gloria. Y ellos anunciarán mi gloria a las naciones. (Isaías 66, 19)

  • Yo respondí: "¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy demasiado joven". (Jeremías 1, 6)

  • ¿A quién hablar, a quién advertir para que escuchen? Sus oídos están incircuncisos, no pueden prestar atención; la palabra del Señor se ha convertido en un oprobio para ellos, ¡no la quieren! (Jeremías 6, 10)

  • Ellos son como un espantapájaros, en un campo de pepinos; no pueden hablar, hay que transportarlos, porque no dan ni un paso. ¡No les tengan miedo, no hacen ningún mal, ni tampoco son capaces de hacer el bien! (Jeremías 10, 5)

  • ¿Acaso se devuelve mal por bien para que me hayan cavado una fosa? Recuerda que yo me presenté delante de ti para hablar en favor de ellos, para apartar de ellos tu furor. (Jeremías 18, 20)

  • Tú dirás: Escuchen la palabra del Señor, reyes de Judá y habitantes de Jerusalén. Así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Yo haré venir sobre este lugar una desgracia tal, que a todo el que oiga hablar de ella le zumbarán los oídos. (Jeremías 19, 3)

  • Así deberá hablar cada uno con su prójimo o con su hermano: "¿Qué ha respondido el Señor?" y "¿Qué ha dicho el Señor?". (Jeremías 23, 35)

  • La lengua de esos dioses, en efecto, ha sido limada por un artífice, y aunque ellos están recubiertos de oro y plata, son falsos y no pueden hablar. (Baruc 6, 7)

  • Más aún, los mismos caldeos los desacreditan: cuando ven a un mudo que no puede hablar, lo presentan a Bel, pidiéndole que recupere el habla, como si el dios fuera capaz de entender; (Baruc 6, 40)


“Rezai e continuai a rezar para não ficardes entorpecidos”. São Padre Pio de Pietrelcina