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  • Y ahora, Israel, escucha los preceptos y las leyes que yo les enseño para que las pongan en práctica. Así ustedes vivirán y entrarán a tomar posesión de la tierra que les da el Señor, el Dios de sus padres. (Deuteronomio 4, 1)

  • El día en que estabas delante del Señor, tu Dios, en el Horeb, él me dijo: "Reúneme al pueblo y yo les haré oír mis palabras, para que aprendan a temerme mientras vivan sobre la tierra, y enseñen a sus hijos a hacer otro tanto". (Deuteronomio 4, 10)

  • Tengan cuidado de ustedes mismos. Cuando el Señor les habló desde el fuego, en el Horeb, ustedes no vieron ninguna figura. (Deuteronomio 4, 15)

  • A ustedes, en cambio, los tomó y los hizo salir de Egipto -ese horno donde se funde el hierro- para que fueran el pueblo de su herencia, como lo son en el día de hoy. (Deuteronomio 4, 20)

  • El Señor, nuestro Dios, hizo una alianza con nosotros en el Horeb. (Deuteronomio 5, 2)

  • Pero ahora, ¿por qué tendremos que morir, consumidos por este gran fuego? Si seguimos escuchando la voz del Señor, nuestro Dios, seguramente moriremos. (Deuteronomio 5, 25)

  • ¡Ojalá que siempre estén dispuestos como ahora a temerme y a cumplir mis mandamientos! Así ellos y sus hijos serán siempre felices. (Deuteronomio 5, 29)

  • Ahora ve a decirles que regresen a sus carpas. (Deuteronomio 5, 30)

  • El Señor nos ordenó practicar todos estos preceptos y temerlo a él, para que siempre fuéramos felices y para conservarnos la vida, como ahora sucede. (Deuteronomio 6, 24)

  • Ya en el Horeb lo irritaron, y él se indignó tanto que estuvo a punto de destruirlos. (Deuteronomio 9, 8)

  • me dijo: "Baja de la montaña ahora mismo, porque tu pueblo, ese que sacaste de Egipto, se ha pervertido. Ellos se apartaron rápidamente del camino que yo les había trazado y se han fabricado una estatua de metal fundido". (Deuteronomio 9, 12)

  • Entonces el Señor puso aparte a la tribu de Leví para que transportara el Arca de la Alianza del Señor, para que estuviera en su presencia y lo sirviera, y para que bendijera en su Nombre, como lo ha venido haciendo hasta ahora. (Deuteronomio 10, 8)


“O amor nada mais é do que o brilho de Deus nos homens”. São Padre Pio de Pietrelcina