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  • Antes, él no te prestó ninguna utilidad, pero ahora te será muy útil, como lo es para mí. (Filemon 1, 11)

  • ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el mundo. (Hebreos 1, 2)

  • Pero a aquel que fue puesto por poco tiempo debajo de los ángeles, a Jesús, ahora lo vemos coronado de gloria y esplendor, a causa de la muerte que padeció. Así, por la gracia de Dios, él experimentó la muerte en favor de todos. (Hebreos 2, 9)

  • Ahora bien, sabemos que la entrada a ese Reposo está reservada a algunos, y que los primeros que recibieron la buena noticia no entraron en él, a causa de su desobediencia. (Hebreos 4, 6)

  • Ahora bien, el que se alimenta de leche no puede entender la doctrina de la justicia, porque no es más que un niño. (Hebreos 5, 13)

  • Consideren ahora la grandeza de aquel a quien el mismo patriarca Abraham entregó como diezmo lo mejor del botín. (Hebreos 7, 4)

  • Ahora bien, no cabe duda que corresponde al superior bendecir al inferior. (Hebreos 7, 7)

  • Ahora bien, todo Sumo Sacerdote es constituido para presentar ofrendas y sacrificios; de ahí la necesidad de que tenga algo que ofrecer. (Hebreos 8, 3)

  • Pero ahora, Cristo ha recibido un ministerio muy superior, porque es el mediador de una Alianza más excelente, fundada sobre promesas mejores. (Hebreos 8, 6)

  • Ahora bien, si las figuras de las realidades celestiales debieron ser purificadas de esa manera, era necesario que esas mismas realidades también lo fueran, pero con sacrificios muy superiores. (Hebreos 9, 23)

  • Porque en ese caso, hubiera tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo. En cambio, ahora él se ha manifestado una sola vez, en la consumación de los tiempos, para abolir el pecado por medio de su Sacrificio. (Hebreos 9, 26)

  • Ahora bien, la fe es la garantía de los bienes que se esperan, la plena certeza de las realidades que no se ven. (Hebreos 11, 1)


“Temos muita facilidade para pedir, mas não para agradecer”. São Padre Pio de Pietrelcina