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  • Saúl hizo caso a Jonatán y pronunció este juramento: "¡Por la vida del Señor, no morirá!". (I Samuel 19, 6)

  • Saúl envió unos emisarios a la casa de David, para vigilarlo y darle muerte a la mañana. Pero Mical, su esposa, le advirtió: "Si no salvas tu vida esta noche, mañana estarás muerto". (I Samuel 19, 11)

  • Pero David insistió: "Tu padre sabe muy bien que yo te he caído en gracia, y habrá pensado: ‘Que Jonatán no se entere, no sea que se entristezca’. Sin embargo, ¡por la vida del Señor y por tu propia vida, estoy a un paso de la muerte!". (I Samuel 20, 3)

  • Luego mandaré al servidor a buscar la flecha. Si yo le digo: ‘La tienes más acá, recógela’, entonces ven; puedes estar tranquilo y no hay ningún inconveniente, ¡por la vida del Señor! (I Samuel 20, 21)

  • Además, se le juntaron todos los que estaban en algún aprieto, cargados de deudas o descontentos de la vida. Así llegó a ser jefe de unos cuatrocientos hombres. (I Samuel 22, 2)

  • Pero quédate conmigo y no temas. El que atenta contra tu vida, atenta contra la mía. Junto a mí, estarás bien protegido". (I Samuel 22, 23)

  • David advirtió que Saúl se había puesto en campaña para atentar contra su vida. Por ese entonces, él se encontraba en el desierto de Zif, en Jorsa. (I Samuel 23, 15)

  • ¡Mira, padre mío, sí, mira en mi mano el borde de tu manto! Si yo corté el borde de tu manto y no te maté, tienes que comprender que no hay en mí ni perfidia ni rebeldía, y que no he pecado contra ti. ¡Eres tú el que me acechas para quitarme la vida! (I Samuel 24, 12)

  • ¡Que Dios castigue a David una y otra vez, si dejo con vida hasta el alba a uno solo de sus hombres!". (I Samuel 25, 22)

  • Y ahora, ¡por la vida del Señor y por tu propia vida! es el mismo Señor el que te impide derramar sangre y hacerte justicia por tu mano. ¡Que tus enemigos y todos los que tratan de hacerte mal corran la misma suerte que Nabal! (I Samuel 25, 26)

  • Perdona, te lo ruego, la falta de tu servidora. Porque el Señor te hará seguramente una casa perdurable, ya que tú has combatido en las guerras del Señor y en toda tu vida no se encuentra en ti nada malo. (I Samuel 25, 28)

  • Y si un hombre se alza para perseguirte y atentar contra tu vida, la vida de mi señor estará bien guardada en la bolsa de los vivientes, junto al Señor, tu Dios, mientras que él revoleará con su honda la vida de tus enemigos. (I Samuel 25, 29)


“O amor sem temor torna-se presunção.” São Padre Pio de Pietrelcina