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Joab respondió: "¡Por la vida de Dios, si tú no hubieras hablado, sólo por la mañana habría dejado esta gente de perseguir a sus hermanos!". (II Samuel 2, 27)
Pero David respondió a Recab y a su hermano Baaná, los hijos de Rimón de Beerot: "¡Por la vida del Señor, que me libró de todo peligro! (II Samuel 4, 9)
También derrotó a los moabitas y, haciéndolos echarse en tierra, los midió con una cuerda: a lo largo de dos cuerdas, los hizo matar; y a lo largo de una cuerda completa, les perdonó la vida. Los moabitas pasaron a ser vasallos de David, sometidos a tributo. (II Samuel 8, 2)
Urías respondió a David: "El Arca, Israel y Judá viven en tiendas de campaña; mi señor Joab y los servidores de mi señor acampan a la intemperie, ¿y yo iré a mi casa a comer, a beber y a acostarme con mi mujer"? ¡Por la vida del Señor y por tu propia vida, nunca haré una cosa así!". (II Samuel 11, 11)
David se enfureció contra aquel hombre y dijo a Natán: "¡Por la vida del Señor, el hombre que ha hecho eso merece la muerte! (II Samuel 12, 5)
La mujer insistió: "¡Dígnese el rey pronunciar el nombre del Señor, tu Dios, para que el vengador de la sangre no aumente la desgracia, eliminando a mi hijo!". Entonces el rey declaró: "¡Por la vida del Señor, no caerá en tierra ni un solo cabello de tu hijo!". (II Samuel 14, 11)
Todos tenemos que morir, y como el agua que se derrama en tierra y ya no se puede recoger, Dios no vuelve a dar la vida. Que el rey haga entonces un plan, para que el exiliado no esté más tiempo desterrado lejos de nosotros. (II Samuel 14, 14)
El rey continuó diciendo: "¿No está la mano de Joab detrás de todo esto?". La mujer asintió: "¡Por tu vida, mi señor y rey, tu pregunta ha dado justo en el blanco! Sí, tu servidor Joab es el que me mandó y puso todas estas palabras en boca de tu servidora. (II Samuel 14, 19)
Pero Itai respondió al rey: "¡Por la vida del Señor y por tu propia vida, allí donde esté mi señor, el rey, allí estará tu servidor, en la muerte y en la vida!". (II Samuel 15, 21)
Luego David dijo a Abisai y a todos sus servidores: "Si un hijo mío, nacido de mis entrañas, quiere quitarme la vida, ¡cuánto más este benjaminita! Déjenlo que maldiga, si así se lo ha dicho el Señor. (II Samuel 16, 11)
Y si yo hubiera atentado alevosamente contra su vida, como al rey no se le oculta nada, tú te habrías puesto contra mí". (II Samuel 18, 13)
Absalón se había erigido en vida una piedra conmemorativa, que está en el valle del Rey. Porque él decía: "Yo no tengo un hijo para perpetuar mi nombre". A esa estela la había llamado con su nombre, y se la llama "Monumento de Absalón" hasta el día de hoy. (II Samuel 18, 18)