pronađen 197 Rezultati za: doce espías

  • Cuando llegó a su casa, tomó el cuchillo y partió en doce pedazos el cuerpo de su concubina. Luego los envió a todo el territorio de Israel. (Jueces 19, 29)

  • Entonces la comunidad envió a doce mil de los guerreros, con esta orden: "Vayan y pasen al filo de la espada a los habitantes de Iabés de Galaad, incluidas las mujeres y los niños. (Jueces 21, 10)

  • David envió unos espías y así supo que Saúl había llegado realmente. (I Samuel 26, 4)

  • Ellos se levantaron y avanzaron uno por uno: doce de Benjamín por Isbaal, hijo de Saúl, y doce entre los servidores de David. (II Samuel 2, 15)

  • los jefes amonitas dijeron a Janún, su señor: "¿Crees que David te hace llegar sus condolencias para honrar a tu padre? ¿No será que ha enviado a sus servidores como espías, para explorar la ciudad y sembrar la agitación?". (II Samuel 10, 3)

  • Ajitófel dijo a Absalón: "Déjame elegir doce mil hombres y saldré en persecución de David esta misma noche. (II Samuel 17, 1)

  • Salomón tenía doce prefectos distribuidos por todo Israel. Ellos abastecían al rey y a su casa, un mes por año cada uno. (I Reyes 4, 7)

  • Salomón tenía cuatro mil establos para los caballos de sus carros, y doce mil caballos de montar. (I Reyes 5, 6)

  • El Mar estaba asentado sobre doce toros, tres vueltos hacia el norte, tres hacia el oeste, tres hacia el sur y tres hacia el este. El Mar se elevaba por encima de ellos, que estaban con sus partes traseras vueltas hacia el interior. (I Reyes 7, 25)

  • el Mar único y los doce toros que estaban debajo de él; (I Reyes 7, 44)

  • y otros doce leones de pie sobre las seis gradas, a uno y otro lado. En ningún reino se había hecho nada igual. (I Reyes 10, 20)

  • Salomón reunió también carros y caballos: llegó a tener mil cuatrocientos carros y doce mil caballos, que acantonó en las ciudades de guarnición y en Jerusalén, junto a él. (I Reyes 10, 26)


“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina