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  • El resto de las acciones de Judas, de sus guerras, de las proezas que realizó y de sus títulos de gloria no ha sido escrito, porque fueron innumerables. (I Macabeos 9, 22)

  • El rey Alejandro se enteró de los ofrecimientos que Demetrio había hecho a Jonatán. También le contaron las guerras y las proezas que él y sus hermanos habían realizado y las contrariedades que habían soportado. (I Macabeos 10, 15)

  • Nosotros, en cambio, nos hemos visto envueltos en muchas tribulaciones y guerras, y hemos sido atacados por los reyes vecinos. (I Macabeos 12, 13)

  • Pero no hemos querido molestarlos, ni a ustedes ni a nuestros otros aliados y amigos, con motivo de estas guerras, (I Macabeos 12, 14)

  • y los exhortó, diciéndoles: "Ustedes saben muy bien todo lo que yo, mis hermanos y la familia de mi padre hemos hecho por las leyes y el Santuario, y las guerras y tribulaciones que hemos soportado. (I Macabeos 13, 3)

  • El resto de las acciones de Juan, sus guerras y las hazañas que llevó a cabo, las murallas que construyó, sus hechos y sus gestas, (I Macabeos 16, 23)

  • Del mismo modo, Judas reunió todos los escritos dispersos a causa de las guerras que hemos padecido, los cuales están ahora en poder nuestro. (II Macabeos 2, 14)

  • así como las guerras contra Antíoco Epífanes y su hijo Eupátor, (II Macabeos 2, 20)

  • Ahora vamos a exponer los hechos concernientes a Antíoco Eupátor, hijo de aquel impío, relatando sucintamente los males que acompañan a las guerras. (II Macabeos 10, 10)

  • Ustedes oirán hablar de guerras y de rumores de guerras; no se alarmen: todo esto debe suceder, pero todavía no será el fin. (Mateo 24, 6)

  • No se alarmen cuando oigan hablar de guerras y de rumores de guerras: es necesario que esto ocurra, pero todavía no será el fin. (Marcos 13, 7)

  • Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin». (Lucas 21, 9)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina