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  • De noche, cuando el rocío caía sobre el campamento, también caía el maná. (Números 11, 9)

  • Les contaron lo siguiente: "Fuimos al país donde ustedes nos enviaron; es realmente un país que mana leche y miel, y estos son sus frutos. (Números 13, 27)

  • Si el Señor nos favorece, nos hará entrar en esa tierra que mana leche y miel, y nos la dará. (Números 14, 8)

  • ¿No te basta con habernos sacado de una tierra que mana leche y miel, para hacernos morir en el desierto, que todavía quieres dominarnos? (Números 16, 13)

  • El lugar al que nos has traído no es una tierra que mana leche y miel, y no nos has dado como herencia campos y viñedos. ¿O pretendes impedir que esta gente vea? No iremos". (Números 16, 14)

  • Por eso, escucha, Israel, y empéñate en cumplirlos. Así gozarás de bienestar y llegarás a ser muy numeroso en la tierra que mana leche y miel, como el Señor, tu Dios, te lo ha prometido. (Deuteronomio 6, 3)

  • Te afligió y te hizo sentir hambre, pero te dio a comer el maná, ese alimento que ni tú ni tus padres conocían, para enseñarte que el hombre no vive solamente de pan, sino de todo lo que sale de la boca del Señor. (Deuteronomio 8, 3)

  • y en el desierto te alimentó con el maná, un alimento que no conocieron tus padres. Así te afligió y te puso a prueba, para que tuvieras un futuro dichoso. (Deuteronomio 8, 16)

  • y podrán vivir largo tiempo en la tierra que el Señor juró dar a sus padres y a su descendencia, tierra que mana leche y miel. (Deuteronomio 11, 9)

  • Él nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra que mana leche y miel. (Deuteronomio 26, 9)

  • Inclínate desde tu santa morada, desde lo alto del cielo, y bendice a tu pueblo Israel y a la tierra que nos diste -esa tierra que mana leche y miel- como lo habías jurado a nuestros padres". (Deuteronomio 26, 15)

  • y escribirás en ellas todas las palabras de esta Ley. Harás esto cuando cruces el Jordán para entrar en el país que te da el Señor, tu Dios -esa tierra que mana leche y miel- como el Señor, el Dios de tus padres te lo ha prometido. (Deuteronomio 27, 3)


“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina