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  • Porque cuando yo los introduzca en la tierra que prometí a sus padres con un juramento -esa tierra que mana leche y miel- ellos comerán hasta saciarse y engordarán. Entonces se volverán hacia otros dioses y los servirán, despreciándome a mí y quebrantando mi alianza. (Deuteronomio 31, 20)

  • Porque los israelitas anduvieron por el desierto durante cuarenta años, o sea, el tiempo suficiente para que desapareciera la nación entera, con los hombres aptos para la guerra que habían salido de Egipto. Como ellos no escucharon la voz del Señor, el Señor juró que no les dejaría ver la tierra que había prometido darnos, de acuerdo con el juramento que hizo a nuestros padres, esa tierra que mana leche y miel. (Josué 5, 6)

  • El maná dejó de caer al día siguiente, cuando comieron los productos del país. Ya no hubo más maná para los israelitas, y aquel año comieron los frutos de la tierra de Canaán. (Josué 5, 12)

  • Tú les diste tu buen espíritu, para que supieran discernir; no les quitaste el maná de la boca y les diste agua para calmar su sed. (Nehemías 9, 20)

  • hizo llover sobre ellos el maná, les dio como alimento un trigo celestial; (Salmos 78, 24)

  • Entonces pensé: "Más vale maña que fuerza", pero la sabiduría del pobre es despreciada y nadie escucha sus palabras. (Eclesiastés 9, 16)

  • El esfuerzo fatiga al necio, porque no se da maña ni para ir a la ciudad. (Eclesiastés 10, 15)

  • Solamente ellos dos fueron salvados, entre seiscientos mil hombres de a pie, para ser introducidos en la herencia, en la tierra que mana leche y miel. (Eclesiástico 46, 8)

  • Así mantendré el juramento que hice a sus padres, de darles una tierra que mana leche y miel, como sucede en el día de hoy. Yo respondí: "Amén, Señor". (Jeremías 11, 5)

  • Tú les has dado esta tierra, como se lo habías jurado a sus padres, una tierra que mana leche y miel. (Jeremías 32, 22)

  • Por eso han caído sobre nosotros tantas calamidades, así como también la maldición que el Señor profirió por medio de Moisés, su servidor, el día en que hizo salir a nuestros padres del país de Egipto, para darnos una tierra que mana leche y miel. Esto es lo que nos sucede en el día de hoy. (Baruc 1, 20)

  • Aquel día, alcé mi mano, jurándoles que los haría salir del país de Egipto y los llevaría a una tierra que yo mismo había explorado para ellos: una tierra que mana leche y miel, el más espléndido de todos los países. (Ezequiel 20, 6)


“Como Jesus, preparemo-nos a duas ascensões: uma ao Calvário e outra ao Céu. A ascensão ao Calvário, se não for alegre, deve ao menos ser resignada!” São Padre Pio de Pietrelcina