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  • Que nadie los prive del premio, bajo pretexto de «humildad» y de un «culto de los ángeles». Esa gente tiene en cuenta solamente las cosas que ha visto y se vanagloria en el orgullo de su mentalidad carnal, (Colosenses 2, 18)

  • Cualquiera sea el trabajo de ustedes, háganlo de todo corazón, teniendo en cuenta que es para el Señor y no para los hombres. (Colosenses 3, 23)

  • Pero ahora Timoteo acaba de regresar de allí con buenas noticias sobre la fe y el amor de ustedes, y él nos cuenta cómo nos recuerdan siempre con cariño y tienen el mismo deseo que nosotros de volver a vernos. (I Tesalonicenses 3, 6)

  • es decir, si se tiene en cuenta que no fue establecida para los justos, sino para los malvados y los rebeldes, para los impíos y pecadores, los sacrílegos y profanadores, los parricidas y matricidas, los asesinos, (I Timoteo 1, 9)

  • Debe reprender con dulzura a los adversarios, teniendo en cuenta que Dios puede concederles la conversión y llevarlos al conocimiento de la verdad, (II Timoteo 2, 25)

  • Cuando hice mi primera defensa, nadie me acompañó, sino que todos me abandonaron. ¡Ojalá que no les sea tenido en cuenta! (II Timoteo 4, 16)

  • En cuanto a los que crean facciones, después de una primera y segunda advertencia, apártate de ellos: (Tito 3, 10)

  • Y si él te ha hecho algún daño o te debe algo, anótalo a mi cuenta. (Filemon 1, 18)

  • y a pesar de todo recayeron, es imposible renovarlos otra vez elevándolos a la conversión, ya que ellos por su cuenta vuelven a crucificar al Hijo de Dios y lo exponen a la burla de todos. (Hebreos 6, 6)

  • Y esto se hace más evidente aún, si se tiene en cuenta que este nuevo sacerdote, a semejanza de Melquisedec, (Hebreos 7, 15)

  • Porque si esta primera Alianza hubiera sido perfecta, no habría sido necesario sustituirla por otra. (Hebreos 8, 7)

  • Al hablar de una Nueva Alianza, Dios declara anticuada la primera, y lo que es viejo y anticuado está a punto de desaparecer. (Hebreos 8, 13)


“Amar significa dar aos outros – especialmente a quem precisa e a quem sofre – o que de melhor temos em nós mesmos e de nós mesmos; e de dá-lo sorridentes e felizes, renunciando ao nosso egoísmo, à nossa alegria, ao nosso prazer e ao nosso orgulho”. São Padre Pio de Pietrelcina