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  • El Señor ha realizado su designio, ha cumplido su palabra, la que había decretado hace tiempo: demolió sin compasión, hizo que el enemigo se alegrara de tu suerte, exaltó el poder de tus adversarios. (Lamentaciones 2, 17)

  • Se arrepentirán de su obstinación y de sus malas acciones, porque se acordarán de la suerte de sus padres que pecaron contra el Señor. (Baruc 2, 33)

  • Yo cambiaré su suerte, la suerte de Sodoma con sus hijas y la suerte de Samaría con sus hijas, y cambiaré tu suerte en medio de ellas, (Ezequiel 16, 53)

  • Por eso, así habla el Señor: ¡Ay de la ciudad sanguinaria, esa olla herrumbrada cuya herrumbre no desaparece! Vacíala pedazo a pedazo, sin que la suerte caiga sobre ella. (Ezequiel 24, 6)

  • Cambiaré la suerte de Egipto y los haré volver a la tierra de Patrós, su país de origen. Allí serán un reino humilde, (Ezequiel 29, 14)

  • Por eso, así habla el Señor: Ahora voy a cambiar la suerte de Jacob: tendré compasión de toda la casa de Israel y me mostraré celoso de mi santo Nombre. (Ezequiel 39, 25)

  • En cuanto a ti, ve hacia el Fin: tú descansarás y te levantarás para recibir tu suerte al fin de los días". (Daniel 12, 13)

  • También a ti, Judá, se te ha destinado una cosecha, cuando yo cambie la suerte de mi pueblo. (Oseas 6, 11)

  • Porque en aquellos días, en aquel tiempo, cuando yo cambie la suerte de Judá y de Jerusalén, (Joel 4, 1)

  • Yo cambiaré la suerte de mi pueblo Israel; ellos reconstruirán las ciudades devastadas y las habitarán, plantarán viñedos y beberán su vino, cultivarán huertas y comerán sus frutos. (Amós 9, 14)

  • Luego se dijeron unos a otros: "Echemos suertes para saber por culpa de quién nos viene esta desgracia". Así lo hicieron, y la suerte recayó sobre Jonás. (Jonás 1, 7)

  • No te alegres de mi suerte, enemiga mía, porque si he caído, me levantaré; si habito en las tinieblas, el Señor es mi luz. (Miqueas 7, 8)


“Quando o dia seguinte chegar, ele também será chamado de hoje e, então, você pensará nele. Tenha sempre muita confiança na Divina Providência.” São Padre Pio de Pietrelcina