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  • Allí se embarcaron para Antioquía, de donde habían partido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían realizado. (Hechos 14, 26)

  • Nosotros creemos más bien que nos salvamos por la gracia del Señor Jesús, del mismo modo que ellos.» (Hechos 15, 11)

  • por su parte Pablo eligió por compañero a Silas y partió, encomendado por los hermanos a la gracia de Dios. (Hechos 15, 40)

  • Queriendo él pasar a Acaya, los hermanos le animaron a ello y escribieron a los discípulos para que le recibieran. Una vez allí fue de gran provecho, con el auxilio de la gracia, a los que habían creído; (Hechos 18, 27)

  • Pero yo no considero mi vida digna de estima, con tal que termine mi carrera y cumpla el ministerio que he recibido del Señor Jesús, de dar testimonio del Evangelio de la gracia de Dios. (Hechos 20, 24)

  • «Ahora os encomiendo a Dios y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para construir el edificio y daros la herencia con todos los santificados. (Hechos 20, 32)

  • le pedían una gracia contra él, que le hiciera trasladar a Jerusalén, mientras preparaban una celada para matarle en el camino. (Hechos 25, 3)

  • por quien recibimos la gracia y el apostolado, para predicar la obediencia de la fe a gloria de su nombre entre todos los gentiles, (Romanos 1, 5)

  • a todos los amados de Dios que estáis en Roma, santos por vocación, a vosotros gracia y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. (Romanos 1, 7)

  • y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús, (Romanos 3, 24)

  • por quien hemos obtenido también, mediante la fe, el acceso a esta gracia en la cual nos hallamos, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. (Romanos 5, 2)

  • Pero con el don no sucede como con el delito. Si por el delito de uno solo murieron todos ¡cuánto más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hombre Jesucristo, se han desbordado sobre todos! (Romanos 5, 15)


“Cada Missa lhe obtém um grau mais alto de gloria no Céu!” São Padre Pio de Pietrelcina