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  • Castigo justísimo. Él había cometido muchos delitos contra el altar, cuyo fuego y ceniza son santos. Y en la ceniza encontró la muerte. (II Macabeos 13, 8)

  • "La secta de los judíos llamada asideos, cuyo caudillo es Judas Macabeo, fomenta guerras y sediciones y no deja al reino vivir en paz. (II Macabeos 14, 6)

  • La senda de los justos es como la luz del alba, cuyo esplendor va creciendo hasta el pleno día. (Proverbios 4, 18)

  • Como nave que corta las aguas ondulantes, de cuyo paso es imposible encontrar rastro ni sendero de su quilla entre las olas. (Sabiduría 5, 10)

  • Estableció instrumentos musicales delante del altar, con cuyo acompañamiento los cantos resultaban más dulces. (Eclesiástico 47, 9)

  • -dice nuestro redentor-, cuyo nombre es el Señor todopoderoso, el Santo de Israel. (Isaías 47, 4)

  • Pues lleváis el nombre de la ciudad santa y os apoyáis en el Dios de Israel, cuyo nombre es el Señor todopoderoso. (Isaías 48, 2)

  • Pues tu esposo será tu creador, cuyo nombre es Señor todopoderoso; tu redentor, el Santo de Israel, que se llama Dios de toda la tierra. (Isaías 54, 5)

  • Pues esto dice el altísimo, el excelso, el que habita una morada eterna y cuyo nombre es santo: Yo habito en una morada excelsa y santa, pero también estoy con el hombre arrepentido y humilde, para reanimar el espíritu de los humildes, para reconfortar el corazón afligido. (Isaías 57, 15)

  • Yo haré venir sobre vosotros una nación de muy lejos, oh casa de Israel -dice el Señor-; una nación invencible, una nación muy antigua, una nación cuya lengua desconoces y cuyo hablar no comprendes. (Jeremías 5, 15)

  • Mentira tan sólo os profetizan, cuyo resultado será que os harán salir de vuestra tierra, que yo os disperse y perezcáis. (Jeremías 27, 10)

  • Esto dice el Señor, el que establece el sol para alumbrar el día, la luna y las estrellas para alumbrar la noche, el que agita el mar y hace bramar sus olas, cuyo nombre es "el Señor todopoderoso". (Jeremías 31, 35)


“Todas as pessoas que escolhem a melhor parte (viver em Cristo) devem passar pelas dores de Cristo; algumas mais, algumas menos…” São Padre Pio de Pietrelcina