pronađen 301 Rezultati za: batalla de Jonatán

  • Cuando estaba más trabada la batalla, los enemigos vieron en el cielo cinco hombres resplandecientes que, montados sobre caballos con bridas de oro, defendían y acaudillaban a los judíos. (II Macabeos 10, 29)

  • En esta forma marchaban en orden de batalla, teniendo a la cabeza aquel auxiliar celestial, señal de que el Señor se había compadecido de ellos. (II Macabeos 11, 10)

  • Se entabló una fuerte batalla, en la cual los de Judas, con la ayuda de Dios, salieron vencedores. Aquellos árabes nómadas, al verse vencidos, pidieron la paz. Por ella se comprometían a darles ganado y ayudarles cuanto pudiesen. (II Macabeos 12, 11)

  • Se entabló la batalla y cayeron algunos de la parte de los judíos. (II Macabeos 12, 34)

  • Las tropas de Esdrías estaban desfallecidas por tan larga batalla, pero Judas oró al Señor pidiendo que se manifestara como aliado suyo y caudillo en la batalla. (II Macabeos 12, 36)

  • La angustia de los que se habían quedado en la ciudad no era pequeña, preocupados por la batalla que se iba a dar en el campo. (II Macabeos 15, 19)

  • Terminada la batalla, y mientras volvían llenos de alegría, vieron que el mismo Nicanor yacía en tierra muerto, con toda su armadura. (II Macabeos 15, 28)

  • Tú hubieras podido en batalla campal entregar a los malvados en manos de los justos, o aniquilarlos de golpe con bestias feroces o con una severa palabra. (Sabiduría 12, 9)

  • Apenas ha descansado un poco o nada, lo mismo en sueño que en vigilia, se siente turbado con las visiones de su mente, como un fugitivo del frente de batalla. (Eclesiástico 40, 6)

  • Están armados de arcos y espadas; son crueles, sin piedad. Su clamor es como el estruendo del mar, cabalgan en corceles, cada uno está armado para la batalla contra ti, hija de Sión. (Jeremías 6, 23)

  • Éstos, encolerizados contra Jeremías, lo golpearon y lo encerraron en casa del secretario Jonatán, la cual había sido convertida en cárcel. (Jeremías 37, 15)

  • Ahora, pues, por favor, escucha, oh rey, mi señor: Dígnate acoger mi súplica y no me vuelvas a mandar a la casa del secretario Jonatán, para que no muera yo allí". (Jeremías 37, 20)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre todo o bem que ela ainda pode fazer”. São Padre Pio de Pietrelcina