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  • Cada uno tomó su incensario, puso fuego y colocó encima el incienso, y se presentaron a la entrada de la tienda de la reunión, juntamente con Moisés y Aarón. (Números 16, 18)

  • Cuando Coré hubo reunido frente a Moisés y Aarón toda la comunidad a la entrada de la tienda de la reunión, la gloria del Señor se apareció a toda la comunidad. (Números 16, 19)

  • Se alejaron de la tienda de Coré, Datán y Abirán. Datán y Abirán habían salido, y estaban a la entrada de sus tiendas con sus mujeres, sus hijos y sus pequeños. (Números 16, 27)

  • Moisés y Aarón se apartaron de la comunidad hacia la entrada de la tienda, y se les apareció la gloria del Señor. (Números 20, 6)

  • Un israelita llevó a su casa a una madianita a la vista de Moisés y de toda la comunidad, mientras estaban todos llorando a la entrada de la tienda de la reunión. (Números 25, 6)

  • Se presentaron ante Moisés, al sacerdote Eleazar, a los jefes y a toda la comunidad a la entrada de la tienda de la reunión, y (Números 27, 2)

  • de Hor de la Montaña trazaréis otra línea hasta la entrada de Jamat, que irá a morir en Sedadá. (Números 34, 8)

  • Acuérdate no lo olvides: tú irritaste al Señor, tu Dios, en el desierto; desde el día en que saliste de Egipto hasta el día de vuestra entrada en este lugar habéis sido rebeldes al Señor. (Deuteronomio 9, 7)

  • Y el Señor se apareció en la tienda en una columna de nube, que se detuvo a la entrada de la tienda. (Deuteronomio 31, 15)

  • Josué dijo: "Rodad grandes piedras a la entrada de la cueva y apartad unos cuantos hombres para guardarla. (Josué 10, 18)

  • Pero, al ponerse el sol, Josué mandó descolgarlos y echarlos en la cueva donde se habían escondido. Y pusieron grandes piedras en la entrada de la cueva, y allí están todavía hoy. (Josué 10, 27)

  • además, el país de los guiblitas y todo el Líbano, al oriente, desde Baal Gad, a los pies del monte Hermón, hasta la entrada de Jamat. (Josué 13, 5)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina