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  • Jesús quedó en manos de los judíos y, cargado con la cruz, salió hacia el lugar llamado "la calavera", en hebreo "Gólgota", (Juan 19, 17)

  • Pilato, por su parte, escribió y puso sobre la cruz este rótulo: "Jesús Nazareno, el rey de los judíos". (Juan 19, 19)

  • Muchos judíos leyeron la inscripción, porque donde Jesús fue crucificado era un sitio cercano a la ciudad; y estaba escrito en hebreo, en latín y en griego. (Juan 19, 20)

  • Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: "No escribas "El rey de los judíos", sino que él dijo: "Soy rey de los judíos". (Juan 19, 21)

  • Como era la víspera de la pascua, para que no quedaran los cuerpos en la cruz el sábado -pues era un día muy solemne-, los judíos rogaron a Pilato que se les quebraran las piernas y los quitaran. (Juan 19, 31)

  • José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque lo tenía en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo permitió. Fue y se llevó el cuerpo de Jesús. (Juan 19, 38)

  • Se llevaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con aromas, como acostumbraban los judíos a sepultar. (Juan 19, 40)

  • En la tarde de aquel día, el primero de la semana, y estando los discípulos con las puertas cerradas por miedo a los judíos, llegó Jesús, se puso en medio y les dijo: "¡La paz esté con vosotros!". (Juan 20, 19)

  • Había en Jerusalén judíos piadosos de todas las naciones que hay bajo el cielo. (Hechos 2, 5)

  • judíos y prosélitos, cretenses y árabes, los oímos hablar en nuestras lenguas las grandezas de Dios". (Hechos 2, 11)

  • Entonces Pedro, en pie con los once, les dirigió en voz alta estas palabras: "Judíos y habitantes todos de Jerusalén: percataos bien de esto y prestad atención a mis palabras. (Hechos 2, 14)

  • Saulo cobraba cada vez más ánimo y tenía confundidos a los judíos de Damasco, demostrando que Jesús es el mesías. (Hechos 9, 22)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina