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En efecto, a la mañana siguiente, a la hora de la ofrenda del sacrificio perpetuo, por la parte de Edón empezó a llegar el agua hasta que la comarca quedó inundada. (II Reyes 3, 20)
Respondió: "Bien. Mi señor me envía a decirte: Acaban de llegar a mí dos muchachos de la montaña de Efraín, de los discípulos de los profetas. Dales, por favor, setenta kilos de plata y dos mudas de vestidos". (II Reyes 5, 22)
El rey David se presentó ante el Señor y le dijo: "¿Quién soy yo, Señor Dios, y qué es mi casa para que me hayas hecho llegar hasta aquí? (I Crónicas 17, 16)
y te cortaremos toda la madera que necesites del Líbano, haciéndotela llegar en balsas hasta Jafa, donde la recogerás tú para llevarla a Jerusalén". (II Crónicas 2, 15)
Algunos de los cabezas de familia, al llegar al templo del Señor, en Jerusalén, hicieron generosos donativos para reconstruir el templo del Señor en su emplazamiento anterior. (Esdras 2, 68)
pero ¿cómo recuperaré la plata, si él no me conoce ni yo a él? ¿Qué señal le daré para que me conozca, me crea y me la dé? Tampoco conozco los caminos para llegar a Media". (Tobías 5, 2)
Continuaron de nuevo el viaje los dos hasta llegar cerca de Media. (Tobías 6, 6)
Al llegar a Ecbatana, Tobías dijo: "Hermano Azarías, llévame en seguida a casa de nuestro pariente Ragüel". Lo llevó a la casa de Ragüel, el cual estaba en el patio. Al saludarlo, les respondió: "Bienvenidos seáis, hermanos". Y los hizo entrar en casa. (Tobías 7, 1)
Pero Ragüel le decía: "Quédate, hijo mío, quédate todavía conmigo, que yo mandaré emisarios a tu padre para darle noticias de ti". Tobías respondió: "No, no; te ruego que me dejes partir para llegar cuanto antes a casa de mi padre". (Tobías 10, 9)
Rafael había dicho a Tobías antes de llegar a casa de su padre: "Sus ojos se abrirán. (Tobías 11, 7)
Tobit también se levantó y, tropezando, pudo llegar a la puerta del patio. (Tobías 11, 10)
Te llevaré yo por toda la Judea hasta llegar a Jerusalén y haré que te sientes en el centro de ella. Tú los conducirás como ovejas sin pastor, y ni siquiera un perro ladrará contra ti. Todo esto me ha sido manifestado para que lo conocieras anticipadamente; Dios me lo ha comunicado, y me ha mandado anunciártelo". (Judit 11, 19)