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  • Al llegar a Salamina, se pusieron a anunciar la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a Juan como auxiliar. (Hechos 13, 5)

  • Al llegar a Jerusalén, fueron acogidos por la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros, y entonces contaron todo lo que Dios había hecho con ellos. (Hechos 15, 4)

  • Al llegar el día, los magistrados mandaron a los alguaciles a decir al carcelero: "Pon en libertad a esos hombres". (Hechos 16, 35)

  • Al llegar la noche, los hermanos hicieron partir en seguida a Pablo y a Silas hacia Berea. Así que llegaron, fueron a la sinagoga de los judíos. (Hechos 17, 10)

  • Allí encontró a un judío llamado Áquila, oriundo del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su mujer, Priscila, por haber decretado Claudio que salieran de Roma todos los judíos. (Hechos 18, 2)

  • los cuales, al llegar a Cesarea, entregaron la carta al procurador y le presentaron también a Pablo. (Hechos 23, 33)

  • después que lo doblamos, seguimos navegando con grandes dificultades hasta llegar a un lugar llamado Puertos Hermosos, no lejos de la ciudad de Lasea. (Hechos 27, 8)

  • Al llegar el día, los marineros no reconocieron aquella tierra; pero divisaron una ensenada que tenía playa y decidieron hacer todo lo posible para varar allí el barco. (Hechos 27, 39)

  • Nadie se engañe a sí mismo. Si alguno entre vosotros piensa que es sabio según la sabiduría de este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. (I Corintios 3, 18)

  • Sin embargo, yo no quiero presumir demasiado; me quedo en los límites del campo de acción que Dios me ha señalado al permitirme llegar hasta vosotros. (II Corintios 10, 13)

  • que se levantará contra todo lo divino y todo lo que tenga carácter religioso, hasta llegar a sentarse en el santuario de Dios, haciéndose pasar a sí mismo por Dios. (II Tesalonicenses 2, 4)

  • corregir con dulzura a los adversarios, para ver si Dios les concede el arrepentimiento, llegar al conocimiento de la verdad (II Timoteo 2, 25)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre-lhe todo o bem que ela ainda pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina