25. Demolieron las ciudades y llenaron de piedras los campos fértiles; cegaron todos los manantiales de agua y talaron todos los árboles frutales, hasta que no quedó más que Quir Jareset. Los honderos la cercaron y la atacaron.





“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina