15. Después su propio deseo, una vez consentido, engendra el pecado; y el pecado, una vez cometido, produce la muerte.





“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina