Talált 500 Eredmények: 70 años de cautiverio

  • Mientras iba de camino, una mujer que desde hacía doce años padecía hemorragias, se acercó por detrás y tocó el fleco de su manto. (Evangelio según San Mateo 9, 20)

  • Se encontraba allí una mujer que padecía un derrame de sangre desde hacía doce años. (Evangelio según San Marcos 5, 25)

  • La jovencita se levantó al instante y empezó a caminar (tenía doce años). ¡Qué estupor más grande! Quedaron fuera de sí. (Evangelio según San Marcos 5, 42)

  • Había también una profetisa muy anciana, llamada Ana, hija de Fanuel de la tribu de Aser. No había conocido a otro hombre que a su primer marido, muerto después de siete años de matrimonio. (Evangelio según San Lucas 2, 36)

  • Permaneció viuda, y tenía ya ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo día y noche al Señor con ayunos y oraciones. (Evangelio según San Lucas 2, 37)

  • Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. (Evangelio según San Lucas 2, 41)

  • Cuando Jesús cumplió los doce años, subió también con ellos a la fiesta, pues así había de ser. (Evangelio según San Lucas 2, 42)

  • Jesús ya había pasado los treinta años de edad cuando comenzó. Para todos era el hijo de José, hijo de Helí, (Evangelio según San Lucas 3, 23)

  • En verdad les digo que había muchas viudas en Israel en tiempos de Elías, cuando el cielo retuvo la lluvia durante tres años y medio y un gran hambre asoló a todo el país. (Evangelio según San Lucas 4, 25)

  • porque su hija única, de unos doce años, se estaba muriendo. Y Jesús se dirigió a la casa de Jairo, rodeado de un gentío que casi lo sofocaba. (Evangelio según San Lucas 8, 42)

  • Entonces una mujer, que padecía hemorragias desde hacía doce años y a la que nadie había podido curar, (Evangelio según San Lucas 8, 43)

  • Entonces yo conmigo hablaré: Alma mía, tienes aquí muchas cosas guardadas para muchos años; descansa, come, bebe, pásalo bien.» (Evangelio según San Lucas 12, 19)


“Não abandone sua alma à tentação, diz o Espírito Santo, já que a alegria do coração é a vida da alma e uma fonte inexaurível de santidade.” São Padre Pio de Pietrelcina