Talált 29 Eredmények: Persia

  • dio un gran banquete a todos sus ministros y cortesanos, a los generales del ejército de Persia y Media, a los grandes de su reino y a los gobernadores de las provincias. (Ester 1, 3)

  • De ahora en adelante, ante el mal ejemplo de la reina, ¿cómo se irán a comportar con nosotros, tus vasallos, nuestras esposas, las princesas de Persia y de Media? Ciertamente nos van a menospreciar y nosotros nos vamos a enojar con ellas. (Ester 1, 18)

  • Todo lo que realizó durante su gobierno y todas sus hazañas, como también la narración del ascenso de Mardoqueo, se encuentran narrados en el libro de las Crónicas de los reyes de Media y de Persia. (Ester 10, 2)

  • Se encontró muy apurado y decidió ir a Persia a cobrar los tributos de aquellas provincias y reunir mucho dinero. (1 Macabeos 3, 31)

  • Cuando el rey Antíoco atravesaba las regiones altas de Persia, tuvo noticias de Elimaida, ciudad célebre por su riqueza de plata y oro. (1 Macabeos 6, 1)

  • Estando todavía en Persia, le comunicaron las derrotas de los ejércitos enviados a Judea. Le dijeron (1 Macabeos 6, 5)

  • había vuelto de Persia y de Media con el ejército que había acompañado al rey a esas partes, e intentaba tomar el poder. (1 Macabeos 6, 56)

  • Arsaces, rey de Persia y de Media, supo que Demetrio había entrado en su territorio y mandó uno de sus generales a capturarlo vivo. (1 Macabeos 14, 2)

  • su jefe partió para Persia con un ejército al parecer invencible, pero los sacerdotes de la diosa Nanea le tendieron una trampa y lo mataron en su templo. (2 Macabeos 1, 13)

  • Pues, cuando nuestros padres fueron llevados a Persia, los sacerdotes piadosos de entonces tomaron brasas del altar y las escondieron secretamente en el fondo de un pozo seco, con tanta cautela que el lugar quedó ignorado de todos. (2 Macabeos 1, 19)

  • Pasados muchos años, cuando a Dios le pareció bien, Nehemías, despedido por el rey de Persia, mandó que los descendientes de los sacerdotes que habían escondido el fuego, lo fueran a buscar. Pero, como ellos informaron que no habían encontrado fuego, sino un líquido espeso, (2 Macabeos 1, 20)

  • Al volver de Persia enfermé de gravedad, por lo que me ha parecido necesario preocuparme de la seguridad común de todos ustedes. (2 Macabeos 9, 21)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina