Talált 102 Eredmények: Siquiera

  • no los ataquen, porque yo no les daré nada de su tierrra, ni siquiera donde poner el pie. Sepan que los cerros de Seír se los he dado en posesión a Esaú, (Deuteronomio 2, 5)

  • Tendrás olivos por todo tu territorio, pero no te darán ni siquiera aceite con que ungirte, porque se caerán las aceitunas y se pudrirán. (Deuteronomio 28, 40)

  • «Ustedes no gritarán ni darán voces, ni se oirá siquiera una palabra, hasta que llegue el día en que les diga: Griten y den voces.» (Josué 6, 10)

  • Pero el pueblo dijo a Saúl: «¿Acaso va a morir Jonatán, que acaba de dar a Israel esta gran victoria? ¡Ni siquiera pensarlo! Por la vida de Yavé, no caerá en tierra ni un cabello de su cabeza, porque con ayuda de Dios lo hizo.» Así el pueblo liberó a Jonatán de la muerte. (1 Samuel 14, 45)

  • Dijo David a Ajimelec: «¿No tienes a mano una lanza o una espada? Porque ni siquiera he alcanzado a tomar mi espada ni mis armas, pues la orden del rey era urgente.» (1 Samuel 21, 9)

  • David tomó la lanza y el jarro de la cabecera de Saúl y se fueron. Nadie los vio, nadie los oyó, ni siquiera despertaron. Todos dormían poseídos de un sueño profundo que Yavé l había enviado. (1 Samuel 26, 12)

  • Tengo ochenta años. Ya no distingo lo bueno y lo malo. Ya no saboreo ni lo que como ni lo que bebo, ni siquiera puedo oír la voz de los cantores. (2 Samuel 19, 36)

  • Pero ni siquiera eres capaz de hacer retroceder al más insignificante de los generales de mi rey. ¡Tú creíste que Egipto te daría carros y caballerías! (2 Reyes 18, 24)

  • Ni siquiera cuando se fabricaron un becerro y dijeron: «Este es tu Dios, Israel, que te sacó de Egipto», despreciándote profundamente. (Nehemías 9, 18)

  • Incluso las primicias del trigo y las décimas del vino y del aceite, cosas sagradas y reservadas a los sacerdotes de Jerusalén y que ningún laico puede tocar ni siquiera con las manos. (Judit 11, 13)

  • Te guiaré por toda Judea hasta llegar al corazón de Jerusalén. Tú los llevarás como ovejas sin pastor, y ni siquiera un perro ladrará contra ti. Todo esto me ha sido revelado para que te lo comunique.» (Judit 11, 19)

  • Mientras vivió Judit, nadie amenazó a Israel, y ni siquiera mucho tiempo después de su muerte. (Judit 16, 25)


“Para que se preocupar com o caminho pelo qual Jesus quer que você chegue à pátria celeste – pelo deserto ou pelo campo – quando tanto por um como por outro se chegará da mesma forma à beatitude eterna?” São Padre Pio de Pietrelcina