Talált 102 Eredmények: Siquiera

  • Nadie tuvo compasión de ti, nadie te cuidó, ni siquiera por piedad; el día en que viniste al mundo, a nadie interesabas y te dejaron en el suelo en medio del campo. (Ezequiel 16, 5)

  • En cuanto a Samaría, no cometió ni siquiera la mitad de tus pecados; pero tú has cometido tantas abominaciones que tus hermanas parecen justas a tu lado. (Ezequiel 16, 51)

  • Funcionarios, prefectos, gobernadores y consejeros del rey se acercaron para verlos: el fuego no había tenido ningún poder sobre su cuerpo, sus cabellos no estaban chamuscados, sus pantalones no habían sufrido ningún daño y ni siquiera tenían olor a humo (Daniel 3, 94)

  • Los creyentes han desaparecido del país, y entre sus habitantes no se encuentra ni siquiera un hombre justo. (Miqueas 7, 2)

  • Ni su oro ni su plata los lograrán salvar cuando estalle la cólera de Dios y consuma en el fuego de su celo al país de Judá y destruya sin dejar rastro siquiera a todos los que habitan esa tierra. (Sofonías 1, 18)

  • Sin embargo, en su interior está Yavé, el Justo, el que cada mañana dicta sus sentencias. El es fiel como la salida del sol, y nunca comete injusticia. Pero el injusto ni siquiera se siente avergonzado. (Sofonías 3, 5)

  • He borrado del mapa a las naciones, he demolido sus torres de defensa, he dejado sus calles solitarias, nadie pasa por ellas, sus ciudades han sido arrasadas y no se ve ni un hombre, ni un habitante siquiera. (Sofonías 3, 6)

  • Yo los bautizo en el agua, y es el camino a la conversión. Pero después de mí viene uno con mucho más poder que yo, - yo ni siquiera merezco llevarle las sandalias - él los bautizará en el Espíritu Santo y el fuego. (Evangelio según San Mateo 3, 11)

  • Tú, cuando ayudes a un necesitado, ni siquiera tu mano izquierda debe saber lo que hace la derecha: (Evangelio según San Mateo 6, 3)

  • Jesús le contestó: «Los zorros tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero el Hijo del Hombre ni siquiera tiene dónde recostar la cabeza.» (Evangelio según San Mateo 8, 20)

  • Preparan pesadas cargas, muy difíciles de llevar, y las echan sobre las espaldas de la gente, pero ellos ni siquiera levantan un dedo para moverlas. (Evangelio según San Mateo 23, 4)

  • Por lo que se refiere a ese Día y cuándo vendrá, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles de Dios, ni aun el Hijo, sino solamente el Padre. (Evangelio según San Mateo 24, 36)


“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina