Talált 233 Eredmények: amistad de Jonatán

  • Durante el tiempo que Judas y Jonatán habían salido al país de Galaad y su hermano Simón acampaba en Galilea, frente a Tolemaida, (1 Macabeos 5, 55)

  • Nicanor llegó a Jerusalén con un ejército numeroso y envió a Judas y a sus hermanos falsos mensajes de amistad, diciéndoles: (1 Macabeos 7, 27)

  • Judas tuvo noticias de los romanos. Supo que eran valientes en la guerra y se mostraban de buena voluntad con todos los que se les unían; ofrecían su amistad a todos los que a ellos se dirigían (1 Macabeos 8, 1)

  • Judas, pues, envió a Roma a Eupolemo, hijo de Juan, y a Jasón, hijo de Eleazar, encargándoles la misión de concertar con los romanos una alianza de amistad. (1 Macabeos 8, 17)

  • Jonatán y Simón recogieron a su hermano y lo enterraron en la tumba de sus padres, en Modín. (1 Macabeos 9, 19)

  • Se reunieron entonces los amigos de Judas y dijeron a Jonatán: (1 Macabeos 9, 28)

  • Fue así como Jonatán recibió el mando y sucedió a su hermano Judas. (1 Macabeos 9, 31)

  • Pero Jonatán fue informado a tiempo y huyó al desierto de Tecoa, junto con su hermano Simón y sus seguidores y acamparon junto al lago Asfar. (1 Macabeos 9, 33)

  • (Jonatán había enviado a su hermano Juan como encargado del pueblo para rogar a los nabateos, sus amigos, que guardaran en depósito su equipaje, que era mucho. (1 Macabeos 9, 35)

  • Después de esto, anunciaron a Jonatán y a Simón, su hermano, que los descendientes de Jambri estaban celebrando una boda solemne y que llevaban desde Nadabat, con gran pompa, a la novia, hija de uno de los magnates de Canaán.) (1 Macabeos 9, 37)

  • Jonatán habló así a los de su campamento: «¡Animo! Luchemos por nuestras vidas, pues hoy la cosa se pone seria. (1 Macabeos 9, 44)

  • Y empezó el combate. Jonatán levantó su brazo para herir a Báquides, pero éste lo esquivó, echándose hacia atrás. (1 Macabeos 9, 47)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina