Talált 233 Eredmények: amistad de Jonatán

  • Cuando el muchacho llegaba al lugar de la primera flecha que había lanzado, Jonatán le gritó: «Mira, allí delante de ti está la flecha.» (1 Samuel 20, 37)

  • Pero el joven no entendió nada y volvió a su patrón. Sólo lo entendían Jonatán y David. (1 Samuel 20, 39)

  • Después Jonatán dio sus armas al joven y le dijo: «Vete, llévalas a la ciudad.» (1 Samuel 20, 40)

  • Cuando el joven se fue, salió David del lugar en que estaba escondido e hizo tres veces una profunda reverencia a Jonatán, inclinándose hasta el suelo. Se abrazaron y lloraron juntos; pero David estaba mucho más conmovido. (1 Samuel 20, 41)

  • Jonatán dijo a David: «Vete en paz, ya que nos hemos comprometido en nombre de Yavé; que Yavé esté entre tú y yo, entre mi descendencia y la tuya, para siempre.» (1 Samuel 20, 42)

  • David se fue, y Jonatán volvió a la ciudad. (1 Samuel 21, 1)

  • Jonatán, hijo de Saúl, fue donde David a Jarsa y le dio ánimo, recordándole las promesas de Dios: (1 Samuel 23, 16)

  • Renovaron ambos su pacto ante Yavé. David se quedó en Jarsa y Jonatán regresó a casa. (1 Samuel 23, 18)

  • David dijo a Aquís: «Si es que cuento con tu amistad, dame, por favor, un lugar en una de las ciudades del territorio para residir en ella. ¿Por qué ha de residir tu siervo a tu lado, en la ciudad real?» (1 Samuel 27, 5)

  • Pero los jefes de los filisteos se enojaron con él y le dijeron: «Despide a ese hombre y que regrese al lugar que le señalaste. Que no vaya al combate con nosotros, no sea que durante la lucha se vuelva en contra nuestra. Pues ¿qué mejor ocasión que ésta para que él recupere la amistad de su amo, presentándole las cabezas de nuestros hombres? (1 Samuel 29, 4)

  • Los filisteos persiguieron a Saúl y a sus hijos y dieron muerte a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl. (1 Samuel 31, 2)

  • David le dijo: «Cuéntame, te ruego, ¿qué ha pasado?» El respondió: «El pueblo fue derrotado y huyó. Muchos han caído y entre los muertos están Saúl y su hijo Jonatán.» (2 Samuel 1, 4)


“Todas as graças que pedimos no nome de Jesus são concedidas pelo Pai eterno.” São Padre Pio de Pietrelcina