Talált 825 Eredmények: dioses de Egipto

  • Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia y pondré en su mano la espada; asolará a Egipto y se marchará con el botín. (Ezequiel 30, 24)

  • Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, mientras que el Faraón tendrá que bajar los suyos. Sabrán que yo soy Yavé cuando ponga mi espada en la mano del rey de Babilonia y la alce contra Egipto. (Ezequiel 30, 25)

  • "Hijo de hombre, entona un canto fúnebre sobre Faraón, rey de Egipto. Dirás esto: ¡Cómo! ¿Desapareció el león de las naciones? Tú eras como el dragón de los mares; hacías hervir las aguas, las removías con tus patas y producías las olas. (Ezequiel 32, 2)

  • Haré que caigan multitudes por la espada de sus guerreros, los sepultureros de los pueblos; acabarán con el orgullo de Egipto y todo su pueblo será exterminado. (Ezequiel 32, 12)

  • Entonces se calmarán las aguas de Egipto, y sus ríos se deslizarán como el aceite -palabra de Yavé. (Ezequiel 32, 14)

  • Arrasaré a Egipto; mataré a sus habitantes y quedará completamente vacío: entonces sabrán que yo soy Yavé. (Ezequiel 32, 15)

  • Las hijas de las naciones entonarán este canto fúnebre; lo cantarán refiriéndose a Egipto y a su pueblo, cantarán este canto fúnebre, palabra de Yavé. (Ezequiel 32, 16)

  • "Hijo de hombre, laméntate por la gloria de Egipto. (Ezequiel 32, 18)

  • y serán reunidos con todos los demás que fueron pasados a cuchillo. Egipto ha sido entregada y la llevan con todos sus habitantes. (Ezequiel 32, 20)

  • La frontera meridional de Gad irá desde Tamar hacia las aguas de Meribá de Cadés, y hasta el Gran Mar siguiendo el torrente de Egipto. (Ezequiel 48, 28)

  • El Señor entregó en sus manos a Joaquín y gran parte de los vasos del templo de Dios y los trasladó a tierra de Senaar a la casa de sus dioses y los puso en el tesoro de sus dioses. (Daniel 1, 2)

  • Lo que el rey pide es imposible y nadie se lo dirá. Sólo los dioses pueden hacerlo, pero ellos no viven entre los hombres.» (Daniel 2, 11)


“Faltar com a caridade¨¦ como ferir a pupila dos olhos de Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina