Talált 182 Eredmények: disputa por el trono

  • ni lo dejen tranquilo, hasta que restaure a Jerusalén y la ponga en un trono de honor en medio de la tierra. (Isaías 62, 7)

  • Así se expresa Yavé: ¡El cielo es mi trono y la tierra la tarima para mis pies! ¿Qué casa podrían ustedes edificarme, o en qué parte fijarían mi lugar de reposo, (Isaías 66, 1)

  • Entonces llamarán a Jerusalén «el trono de Yavé» y a su alrededor se juntarán todas las naciones, sin seguir más la dureza de sus malos corazones. (Jeremías 3, 17)

  • No nos desprecies más, por el honor de tu Nombre; no profanes más el trono de tu Gloria y no olvides tu alianza con nosotros. (Jeremías 14, 21)

  • Un trono glorioso y excelso, es nuestro Santuario: (Jeremías 17, 12)

  • Pero si ustedes me hacen caso -palabra de Yavé-, y santifican el día sábado, sin realizar en él trabajo alguno, y no entran cargados por las puertas de Jerusalén, entonces habrá reyes que se sientan en el trono de David. (Jeremías 17, 24)

  • Escucha la palabra de Yavé, rey de Judá que reinas sentado en el trono de David. Así te dice Yavé a ti y a tus servidores y a todo tu pueblo que entra por estas puertas: (Jeremías 22, 2)

  • Esto es lo que ha decidido Yavé sobre Salum, hijo de Josías, rey de Judá, que sucedió en el trono a su padre, y que ha salido de aquí: (Jeremías 22, 11)

  • Inscriban en el registro a este hombre así: «Sin hijos, un fracasado en su vida.» Pues nadie de su sangre logrará restablecerse sobre el trono de David para reinar en Judá. (Jeremías 22, 30)

  • Porque sin que yo los haya mandado se aprovechan de mi nombre para profetizar mentiras, dice Yavé. Respecto al que ocupa el trono de David y a toda la población de esta ciudad, hermanos de ustedes, que no los acompañaron en el destierro, (Jeremías 29, 9)

  • Pues lo afirma Yavé: Nunca le faltará a David un descendiente para que se siente en el trono de Israel (Jeremías 33, 17)

  • entonces podría romper también mi alianza con David, mi siervo, para que no haya ningún hijo suyo que pueda ocupar el trono del rey, y con los sacerdotes y levitas que me sirven. (Jeremías 33, 21)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina