Talált 182 Eredmények: disputa por el trono

  • Pues bien, así dice Yavé a propósito de Joaquim, rey de Judá: No tendrá quien le suceda en el trono de David, y su propio cadáver quedará tirado, expuesto al calor del día y al frío de la noche. (Jeremías 36, 30)

  • Sedecías, hijo de Josías, sucedió en el trono a Konías, hijo de Joaquim. Nabucodonosor, rey de Babilonia, lo puso por rey del país de Judá. (Jeremías 37, 1)

  • Después dirás a esta gente: Esto es lo que afirma Yavé de los Ejércitos, el Dios de Israel: Miren, yo voy a mandar a buscar a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi servidor, el cual instalará su trono sobre estas piedras que he enterrado aquí, y detrás pondrá un adorno de colgaduras. (Jeremías 43, 10)

  • Baja de tu trono de gloria y siéntate en el suelo, hija de Dibón, que vives con tanta comodidad; el devastador de Moab te ha atacado y ha destruido tus fortalezas. (Jeremías 48, 18)

  • Pondré mi trono en Elam y haré desaparecer de allí rey y príncipe, dice Yavé. (Jeremías 49, 38)

  • Pero tú, Yavé, reinas para siempre, tu trono permanece firme de generación en generación. (Lamentaciones 5, 19)

  • Sobre ésta se veía como una piedra de zafiro en forma de trono y, en esta forma de trono, a un ser que tenía una apariencia humana en su parte superior. (Ezequiel 1, 26)

  • En ese momento vi que en la plataforma, por encima de los querubines, había una piedra de zafiro en forma de trono. (Ezequiel 10, 1)

  • Por mi vida -palabra de Yavé-, él morirá en el país del rey que lo puso en el trono, en la tierra de ese rey cuyo juramento despreció y cuya alianza rompió. Morirá en Babilonia. (Ezequiel 17, 16)

  • Me dijo: "Hijo de hombre, has visto el lugar de mi trono, el sitio para la planta de mis pies; allí habitaré para siempre en medio de los Israelitas. El pueblo de Israel junto con sus reyes no ensuciará más mi Santo Nombre con sus prostituciones o con los cadáveres de sus reyes cuando éstos mueran. (Ezequiel 43, 7)

  • Bendito seas en el trono de tu reino, cantado y glorificado eternamente (Daniel 3, 54)

  • En ese momento recobré la razón; recuperé mi trono y empecé nuevamente a gobernar, para gloria de mi reino. Mis consejeros y mis notables me reclamaron, me restablecieron en mi reino y se me dio un poder mayor todavía (Daniel 4, 33)


“O homem sem Deus é um ser mutilado”. São Padre Pio de Pietrelcina