Talált 67 Eredmények: lanza

  • Al ver eso, Finjas, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, tomó una lanza, (Números 25, 7)

  • Pero si un hombre, por odio a su prójimo, le tiende una emboscada, se lanza sobre él y lo hiere de muerte, si luego el agresor huye a una de estas ciudades, (Deuteronomio 19, 11)

  • Entonces Yavé dijo a Josué: «Tiende hacia Hay la lanza que tienes en tu mano, porque yo te he entregado esta ciudad.» (Josué 8, 18)

  • Iban tras dioses nuevos, y la guerra se les vino encima. ¡Apenas un escudo y una lanza para cuarenta mil hombres en Israel! (Jueces 5, 8)

  • Y ocurrió que el día de la batalla de Micmas, ninguno de los que estaban con Saúl y Jonatán tenía espada ni lanza; se encontró, sin embargo, para Saúl y su hijo Jonatán. (1 Samuel 13, 22)

  • las polainas que cubrían sus piernas y la lanza que cargaba a su espalda. (1 Samuel 17, 6)

  • David, empero, le respondió: «Tú vienes a pelear conmigo armado de jabalina, lanza y espada; yo, en cambio, te ataco en nombre de Yavé, el Dios de los Ejércitos de Israel, a quien tú has desafiado. (1 Samuel 17, 45)

  • y sabrán todas estas gentes que Yavé no necesita espada o lanza para dar la victoria, porque la suerte de la batalla está en sus manos.» (1 Samuel 17, 47)

  • Al día siguiente, un espíritu malo, venido de Dios, cayó sobre Saúl, que comenzó a delirar en su casa. David, pues, como lo hacía otros días, empezó a tocar la cítara. Saúl tenía una lanza en su mano, (1 Samuel 18, 10)

  • Pero un espíritu malo enviado por Yavé se apoderó nuevamente de Saúl. Estaba sentado en su casa, con su lanza en la mano, y David tocaba la cítara. (1 Samuel 19, 9)

  • Saúl intentó clavar a David en la pared con su lanza; pero éste se inclinó y la lanza, sin herirlo, fue a dar en la muralla. David huyó al instante y se puso a salvo. (1 Samuel 19, 10)

  • Saúl, al oír esto, tomó su lanza amenazándolo y Jonatán comprendió que su padre tenía resuelta la muerte de David. (1 Samuel 20, 33)


“De todos os que vierem pedir meu auxílio, nunca perderei nenhum!” São Padre Pio de Pietrelcina