Talált 220 Eredmények: trono blanco

  • El rey hizo un gran trono de marfil y lo revistió de oro puro. (2 Crónicas 9, 17)

  • El trono tenía seis gradas y un peldaño por detrás y brazos a uno y otro lado del asiento con dos leones de pie, junto a los brazos, (2 Crónicas 9, 18)

  • El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada cual en su trono, vestidos de gala, en el terreno que hay a la entrada de la puerta de Samaria, mientras que todos los profetas profetizaban delante de ellos. (2 Crónicas 18, 9)

  • Miqueas le dijo entonces: «Escuchen la palabra de Yavé. He visto a Yavé sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba a su derecha y a su izquierda. (2 Crónicas 18, 18)

  • Joram tomó posesión del trono de su padre; y cuando se sintió fuerte, pasó a cuchillo a todos sus hermanos y también a algunos de los jefes de Israel. (2 Crónicas 21, 4)

  • Después encabezó a los jefes de cien, a los notables, a los dirigentes del pueblo y a toda la población del país; y haciendo bajar al rey de la Casa de Yavé, entraron por la puerta superior en la casa del rey y lo sentaron en el trono del reino. (2 Crónicas 23, 20)

  • Nabucodonosor, indignado con todas aquellas naciones, juró por su trono y por su reino vengarse de todas ellas. (Judit 1, 12)

  • Había guirnaldas de lino blanco y de púrpura violeta sujetas por cordones de seda y púrpura, pendientes de anillos de plata clavados en columnas de mármol. Divanes de oro y plata se encontraban distribuidos sobre el piso revestido de mármol blanco, nácar y mosaicos. (Ester 1, 6)

  • Mardoqueo salió del palacio real, vestido con un traje de rey, de púrpura violeta y lino blanco, con una gran corona de oro en su cabeza y un manto de seda y púrpura. Cuando el decreto fue publicado en Susa, la ciudad se estremeció de alegría. (Ester 8, 15)

  • Estaba éste sentado en su trono real, aparecía muy respetable, revestido de los ornamentos con que se presentaba en público y resplandeciente de oro y piedras preciosas. Levantando sus ojos, que impresionaban por su seriedad, los fijó en Ester, muy enojado. (Ester 15, 10)

  • Si he pecado, ¿qué te he hecho a ti, guardián de los hombres? ¿Por qué me has tomado como blanco de tus golpes? ¿En qué te molesto? (Job 7, 20)

  • Me convirtióen su blanco, por doquier me apuntan sus flechas; traspasa mis entrañas sin piedad y derrama por el suelo mi hiel. (Job 16, 13)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre-lhe todo o bem que ela ainda pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina