Talált 935 Eredmények: -Allí

  • Pero, ¡qué poderosa es la gente que ocupa el país! Sus ciudades están fortificadas y son muy grandes. Además, vimos allí a los anaquitas. (Números 13, 28)

  • Y divulgaron entre los israelitas falsos rumores acerca del país que habían explorado, diciendo: "La tierra que recorrimos y exploramos devora a sus propios habitantes. Toda la gente que vimos allí es muy alta. (Números 13, 32)

  • Luego una persona pura tomará un ramillete de hisopo, lo sumergirá en el agua, y rociará la carpa, las vasijas y las personas que estuvieron allí o que tocaron los huesos, la persona asesinada o que murió de muerte natural, o la tumba. (Números 19, 18)

  • En el primer mes, toda la comunidad de los israelitas llegó al desierto de Cin, y el pueblo se estableció en Cades. Allí murió y fue enterrada Miriam. (Números 20, 1)

  • Nuestros antepasados bajaron a Egipto, y allí estuvimos durante mucho tiempo. Los egipcios nos trataron duramente, a nosotros y a nuestros antepasados. (Números 20, 15)

  • Allí despojarás a Aarón de sus vestiduras y se las pondrás a su hijo Eleazar. Entonces Aarón se reunirá con los suyos, porque allí morirá". (Números 20, 26)

  • Partiendo de allí, acamparon junto al torrente Zéred. (Números 21, 12)

  • De allí partieron para Beer, el pozo donde el Señor dijo a Moisés: "Reúne al pueblo y le daré agua". (Números 21, 16)

  • Luego Moisés mandó a explorar Iázer, y los israelitas conquistaron las ciudades dependientes de ella, y despojaron a los amorreos que estaban allí. (Números 21, 32)

  • Entonces Balac le dijo: "Ven conmigo a otro lugar desde donde podrás verlos, si no a todos, por los menos a una parte de ellos, y maldícemelos desde allí". (Números 23, 13)

  • En seguida lo llevó al campo de Sufím, en la cima del Pisgá. Allí construyó siete altares, y ofreció un novillo y un carnero en cada altar. (Números 23, 14)

  • Luego Balac dijo a Balaam: "Ven, te llevaré a otro lugar. Tal vez Dios vea con buenos ojos que me los maldigas desde allí". (Números 23, 27)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina