Talált 419 Eredmények: Gloria

  • ¡A Dios, el único sabio, por Jesucristo, sea la gloria eternamente! Amén. (Romanos 16, 27)

  • a fin de que, como está escrito: El que se gloría, que se gloríe en el Señor. (I Corintios 1, 31)

  • Lo que anunciamos es una sabiduría de Dios, misteriosa y secreta, que él preparó para nuestra gloria antes que existiera el mundo; (I Corintios 2, 7)

  • aquella que ninguno de los dominadores de este mundo alcanzó a conocer, porque si la hubieran conocido no habrían crucificado al Señor de la gloria. (I Corintios 2, 8)

  • A pesar de todo, no he usado de ninguno de estos derechos; y no les digo esto para aprovecharme ahora de ellos; antes preferiría morir. No, nadie podrá privarme de este motivo de gloria. (I Corintios 9, 15)

  • En resumen, sea que ustedes coman, sea que beban, o cualquier cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios. (I Corintios 10, 31)

  • mientras que para la mujer es una gloria llevarlo así? Porque la cabellera le ha sido dada a manera de velo. (I Corintios 11, 15)

  • En efecto, todas las promesas de Dios encuentran su «sí» en Jesús, de manera que por él decimos «Amén» a Dios, para gloria suya. (II Corintios 1, 20)

  • Ahora bien, si el ministerio que lleva a la muerte -grabado sobre piedras- fue inaugurado con tanta gloria que los israelitas no podían fijar sus ojos en el rostro de Moisés, por el resplandor -aunque pasajero- de ese rostro, (II Corintios 3, 7)

  • Y si el ministerio que llevaba a la condenación fue tan glorioso, ¡cuál no será la gloria del ministerio que conduce a la justicia! (II Corintios 3, 9)

  • En realidad, aquello que fue glorioso bajo cierto aspecto ya no lo es más en comparación con esta gloria extraordinaria. (II Corintios 3, 10)

  • Porque si lo que era transitorio se ha manifestado con tanta gloria, ¡cuánto más glorioso será lo que es permanente! (II Corintios 3, 11)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina