Talált 1855 Eredmények: Israel

  • Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: "Cada uno de ustedes matará a aquellos de sus hombres que se sometieron al Baal de Peor". (Números 25, 5)

  • "Hagan un censo de toda la comunidad de los israelitas, anotando por familias a todos los que tengan más de veinte años, a los aptos para la guerra en Israel". (Números 26, 2)

  • Los clanes de los descendientes de Rubén, el primogénito de Israel, fueron: de Janoc, el clan de los janoquitas; de Palú, el clan de los paluitas; (Números 26, 5)

  • Luego dijo a los jefes de las tribus de Israel: Esto es lo que el Señor ha mandado: (Números 30, 2)

  • "Tienes que vengar a Israel de los madianitas, después irás a reunirte con los tuyos". (Números 31, 2)

  • Deberán enviar al combate mil hombres por cada una de las tribus de Israel". (Números 31, 4)

  • Entre las divisiones de Israel se reclutaron doce mil hombres equipados para la guerra, a razón de mil hombres por tribu, (Números 31, 5)

  • -la tierra que el Señor ha conquistado para la comunidad de Israel- es un terreno apto para el ganado, y nosotros, tus servidores, tenemos una gran cantidad. (Números 32, 4)

  • Así se indignó el Señor contra Israel y los hizo andar errantes por el desierto, hasta que desapareció toda aquella generación que había desagradado al Señor. (Números 32, 13)

  • Y ahora ustedes, raza de pecadores, ocupan el lugar de sus padres para añadir todavía más al enojo del Señor contra Israel. (Números 32, 14)

  • y el país le quede sometido, ustedes podrán volver. Así quedarán libres de toda obligación respecto del Señor y respecto de Israel, y esa tierra será posesión de ustedes delante del Señor. (Números 32, 22)

  • Los jefes de familia del clan de los descendientes de Galaad –hijo de Maquir, hijo de Manasés, uno de los clanes de los descendientes de José– se presentaron delante de Moisés y de los principales jefes de familia de Israel y les dijeron: (Números 36, 1)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina