Talált 72 Eredmények: Lecho

  • Luego te recostaste en un lecho suntuoso, ante una mesa servida donde habías puesto mi incienso y mi aceite. (Ezequiel 23, 41)

  • Se le ha puesto un lecho en medio de las víctimas, con toda su multitud en torno de su tumba: son todos incircuncisos, víctimas de la espada, porque sembraron el terror por la tierra de los vivientes. Ahora cargan con su ignominia junto con los que bajan a la Fosa, y han sido puestos en medio de las víctimas. (Ezequiel 32, 25)

  • Sin embargo, hay en el cielo un Dios que revela los misterios, y que ha dado a conocer al rey Nabucodonosor lo que sucederá en los días venideros. Tu sueño y las visiones de tu imaginación, cuando estabas en tu lecho, fueron estos: (Daniel 2, 28)

  • A ti, rey, mientras estabas en tu lecho, te sobrevinieron pensamientos acerca de lo que va a suceder en adelante, y el que revela los misterios te ha hecho conocer lo que va a suceder. (Daniel 2, 29)

  • cuando tuve un sueño que me horrorizó: las obsesiones que me asaltaron en mi lecho y las visiones de mi imaginación me llenaron de espanto. (Daniel 4, 2)

  • Yo contemplaba en mi lecho las visiones de mi imaginación: Vi un árbol gigantesco en el centro de la tierra. (Daniel 4, 7)

  • Yo contemplaba recostado en mi lecho las visiones de mi imaginación, y vi que un Guardián, un Santo, descendía del cielo. (Daniel 4, 10)

  • El año primero de Baltasar, rey de Babilonia, Daniel tuvo un sueño y unas visiones en su imaginación, mientras se hallaba en su lecho. Él escribió el sueño. Este es el comienzo del relato. (Daniel 7, 1)

  • reúnan al pueblo, convoquen a la asamblea, congreguen a los ancianos, reúnan a los pequeños y a los niños de pecho! ¡Que el recién casado salga de su alcoba y la recién casada de su lecho nupcial! (Joel 2, 16)

  • Así habla el Señor: Como el pastor arranca de las fauces del león dos patas o la punta de una oreja, así serán librados los israelitas que están sentados en Samaría, en un rincón del diván, sobre un lecho confortable. (Amós 3, 12)

  • Respeten el matrimonio y no deshonren el lecho conyugal, porque Dios condenará a los lujuriosos y a los adúlteros. (Hebreos 13, 4)

  • Por eso, la arrojaré en un lecho de dolor, y someteré a sus compañeros de adulterio a una prueba terrible, si no se arrepienten de sus obras, (Apocalipsis 2, 22)


“Quanto mais te deixares enraizar na santa humildade, tanto mais íntima será a comunicação da tua alma com Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina