Talált 64 Eredmények: Pone

  • Si se los pone de pie, no se mueven por sí mismos; si se los inclina, no se pueden enderezar; como a muertos se les presentan las ofrendas. (Baruc 6, 26)

  • Porque si un hombre de Israel, o un extranjero que reside en Israel, se aleja de mí, erige en su corazón un altar para sus ídolos y pone delante de sí lo que es ocasión de sus culpas, y si luego se presenta al profeta para consultarme, yo mismo, el Señor, me veré obligado a responderle. (Ezequiel 14, 7)

  • Hijo de hombre, habla a la gente de tu pueblo. Tú les dirás: Si yo hago venir la espada contra un país, la gente de ese país toma a uno de sus hombres y lo pone como centinela; (Ezequiel 33, 2)

  • Así habla el Señor de los ejércitos: Yo salvo a mi pueblo de los países del oriente, y de los países donde se pone el sol. (Zacarías 8, 7)

  • Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. (Mateo 5, 15)

  • Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. (Mateo 7, 24)

  • Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, el vino se derrama y los odres se pierden. ¡No, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y así ambos se conservan!». (Mateo 9, 17)

  • Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres, y ya no servirán más ni el vino ni los odres. ¡A vino nuevo, odres nuevos!». (Marcos 2, 22)

  • Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más. (Lucas 5, 37)

  • En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande». (Lucas 6, 49)

  • Cada tanto un espíritu se apodera de él y se pone a gritar; lo sacude con violencia y le hace echar espuma por la boca. A duras penas se aparta de él, dejándolo extenuado. (Lucas 9, 39)

  • Cuando uno enciende una lámpara, no la esconde ni la cubre, sino que la pone sobre el candelero, para que los que entran vean la claridad. (Lucas 11, 33)


“O meu passado, Senhor, à Tua misericórdia. O meu Presente, ao Teu amor. O meu futuro, à Tua Providência.” São Padre Pio de Pietrelcina