Talált 90 Eredmények: alimento

  • Finalmente, el sacerdote hará arder todo eso sobre el altar: es un alimento que se quema con aroma agradable. Toda la grasa pertenece al Señor. (Levítico 3, 16)

  • Estarán consagrados a su Dios y no profanarán el nombre de su Dios; porque son los que presentan las ofrendas que se queman para el Señor -el alimento de su Dios- y por eso deben ser santos. (Levítico 21, 6)

  • Deberás considerarlo santo, porque él ofrece el alimento de tu Dios. Será santo para ti, porque yo, el Señor que te santifico, soy santo. (Levítico 21, 8)

  • Habla en estos términos a Aarón: Ninguno de tus descendientes que tenga un defecto corporal se acercará a ofrecer el alimento de su Dios, a lo largo de las generaciones. (Levítico 21, 17)

  • Ningún descendiente del sacerdote Aarón que tenga un defecto presentará las ofrendas que se queman para el Señor: por tener un defecto, no se acercará a presentar el alimento de su Dios. (Levítico 21, 21)

  • Podrá comer, en cambio, el alimento de su Dios, tanto las cosas santísimas como las santas. (Levítico 21, 22)

  • Al ponerse el sol quedará puro, y entonces podrá comer de las cosas sagradas, porque son su alimento. (Levítico 22, 7)

  • Que observen mis prescripciones, no sea que carguen con un pecado a causa del alimento, y mueran por haberlo profanado. Yo soy el Señor, que los santifico. (Levítico 22, 9)

  • ni aceptarán estos animales a los extranjeros para ofrecerlos como alimento de su Dios, porque en ellos hay una deformidad y tienen un defecto. Por eso no les serán aceptados. (Levítico 22, 25)

  • Cómprenles con dinero el alimento que necesitan para comer, y páguenles también el agua que beban. (Deuteronomio 2, 6)

  • Te afligió y te hizo sentir hambre, pero te dio a comer el maná, ese alimento que ni tú ni tus padres conocían, para enseñarte que el hombre no vive solamente de pan, sino de todo lo que sale de la boca del Señor. (Deuteronomio 8, 3)

  • y en el desierto te alimentó con el maná, un alimento que no conocieron tus padres. Así te afligió y te puso a prueba, para que tuvieras un futuro dichoso. (Deuteronomio 8, 16)


“Resigna-te a ser neste momento uma pequena abelha. E enquanto esperas ser uma grande abelha, ágil, hábil, capaz de fabricar bom mel, humilha-te com muito amor perante Deus e os homens, pois Deus fala aos que se mantêm diante dele humildemente”. São Padre Pio de Pietrelcina