Talált 27 Eredmények: desastre

  • Diez mil guerreros adiestrados de todo Israel llegaron frente a Guibeá. El combate se hizo muy encarnizado, sin que los benjaminitas advirtieran el desastre que se les venía encima. (Jueces 20, 34)

  • Entonces los hombres de Israel presentaron batalla, y los benjaminitas temblaron al ver el desastre que se les venía encima. (Jueces 20, 41)

  • El mensajero respondió: "Israel huyó delante de los filisteos, y el pueblo ha sufrido un gran desastre; han muerto tus hijos Jofní y Pinjás, y el Arca de Dios ha sido capturada". (I Samuel 4, 17)

  • Seguro que ahora está escondido en una quebrada o en cualquier otra parte. Y si al comienzo caen algunos de los nuestros, el que se entere dirá: ‘Ha habido un desastre entre los secuaces de Absalón’. (II Samuel 17, 9)

  • Allí el ejército de Israel cayó derrotado ante los servidores de David, y aquel día el desastre fue tan grande, que hubo veinte mil bajas. (II Samuel 18, 7)

  • ¿No es la ruina para el injusto y el desastre para los que hacen el mal? (Job 31, 3)

  • ¡que los sorprenda un desastre imprevisto; que sean atrapados por sus propias redes, y caigan en la fosa que ellos mismos cavaron! (Salmos 35, 8)

  • Este fue un grave desastre para el pueblo por no haber obedecido a Judas y a sus hermanos, creyéndose capaces de grandes hazañas. (I Macabeos 5, 61)

  • Su país es una desolación, sus ciudades, presa del fuego; su suelo, delante de ustedes, lo devoran extranjeros: ¡hay tanta desolación como en el desastre de Sodoma! (Isaías 1, 7)

  • Pero te va a suceder una desgracia, que no sabrás conjurar; va a caer sobre ti un desastre, que no podrás aplacar; te va a sobrevenir de improviso una catástrofe que no imaginabas. (Isaías 47, 11)

  • Te han sucedido dos males: ¿quién se conduele de ti? Devastación y desastre, hambre y espada: ¿quién te consolará? (Isaías 51, 19)

  • Ya no se oirá hablar de violencia en tu país ni de expoliación y desastre en tus fronteras; a tus murallas las llamarás "Salvación" y a tus puertas, "Alabanza". (Isaías 60, 18)


“Não desperdice suas energias em coisas que geram preocupação, perturbação e ansiedade. Uma coisa somente é necessária: elevar o espírito e amar a Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina