Talált 436 Eredmények: diciendo

  • Moisés se excusó ante el Señor, diciendo: "Si los israelitas no quisieron escucharme, ¿cómo me va a escuchar el Faraón, a mí que no tengo facilidad de palabra?". (Exodo 6, 12)

  • Y el Señor fijó un plazo, diciendo: "Mañana cumpliré esta amenaza contra el país". (Exodo 9, 5)

  • Y el pueblo se puso a protestar contra Moisés, diciendo: "¿Qué vamos a beber ahora?". (Exodo 15, 24)

  • Pero el pueblo, torturado por la sed, protestó contra Moisés diciendo: "¿Para qué nos hiciste salir de Egipto? ¿Sólo para hacernos morir de sed, junto con nuestros hijos y nuestro ganado?". (Exodo 17, 3)

  • Moisés pidió auxilio al Señor, diciendo: "¿Cómo tengo que comportarme con este pueblo, si falta poco para que me maten a pedradas?". (Exodo 17, 4)

  • Aquel lugar recibió el nombre de Masá -que significa "Provocación"- y de Meribá -que significa "Querella"- a causa de la acusación de los israelitas, y porque ellos provocaron al Señor, diciendo: "¿El Señor está realmente entre nosotros, o no?". (Exodo 17, 7)

  • Entonces Moisés tomó la sangre y roció con ella al pueblo, diciendo: "Esta es la sangre de la alianza que ahora el Señor hace con ustedes, según lo establecido en estas cláusulas". (Exodo 24, 8)

  • Luego le siguió diciendo: "Ya veo que este es un pueblo obstinado. (Exodo 32, 9)

  • Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, tus servidores, a quienes juraste por ti mismo diciendo: ‘Yo multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo, y les daré toda esta tierra de la que hablé, para que la tengan siempre como herencia’". (Exodo 32, 13)

  • diciendo: "Si realmente me has brindado tu amistad, dígnate, Señor, ir en medio de nosotros. Es verdad que este es un pueblo obstinado, pero perdona nuestra culpa y nuestro pecado, y conviértenos en tu herencia". (Exodo 34, 9)

  • El Señor siguió diciendo a Moisés: (Levítico 21, 16)

  • La turba de los advenedizos que se habían mezclado con el pueblo se dejó llevar de la gula, y los israelitas se sentaron a llorar a gritos, diciendo: "¡Si al menos tuviéramos carne para comer! (Números 11, 4)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina